viernes, 23 de julio de 2010

La luz de sus ojos

De un momento para el otro ya nadie habla y ve. Atrás quedaron los chistes internos de un grupo que se conoce desde hace más de 6 años. Concentrados, listos, ya: los 14 catadores sentados en semicírculo no hacen ni un solo ruido, sólo las bocinas de la avenida 9 de julio interrumpen el ambiente del catado a ciegas. Los testeadores husmean entre las muestras de unos mechones de cabellos con la rigurosidad de una pesquisa policial que busca aclarar el caso. Será pues el olfato del panel el que determinará si la renovada crema de enjuague supera en calidad y aroma a la linea anterior. Si todo anda bien, en pocos meses el producto estará en todas las góndolas de los supermercados de Argentina.

El escenario lo recrea la Consultora Stg, ubicada al frente del Obelisco porteño, y los personajes en cuestión, los que integran el panel, son personas que han perdido de forma parcial o total su visión, situación que les cerró un amplio aspecto del mercado laboral pero que les abrió de par en par otro: el del análisis sensorial de alimentos y productos de perfumería.

Fue en el año 2001 cuando la consultora se lanzó con investigaciones científicas en la búsqueda de comprobar que las personas no videntes poseen, si son entrenadas, una mayor aptitud para el análisis sensorial, gracias al desarrollo de sus sentidos del gusto y del olfato. Establecidos los patrones de estandarización de aromas y sabores en alimentos y bebidas comenzó la selección de los primeros panelistas que con el paso de los años fue rotando, aunque para ingresar siempre se cumpla con los mismos pasos: 6 meses de entrenamiento que apunta a desplegar el olfato y el gusto de los panelistas ciegos, aplicando técnicas de observación sensorial que buscan calibrarlos entre sí para que todos estén ajustados a un mismo patrón de valores.

“Las empresas nos envían sus nuevos productos cuando realizaron un cambio de maquinaria, cuando modificaron algunos ingredientes, o las materias primas. La intención es saber si este panel entrenado detecta o percibe estos cambios”, cuenta la ingeniera Marina Westphalen, responsable de examinar los resultados que arroja el análisis sensorial.

El testeo comienza siempre por el olfato, desde ese punto ya puede detectarse si algo anda mal. Después los testeadores prueban en silencio, sin dar opiniones, para no influir en los demás. Finalmente sus informes se convierten en piezas fundamentales para conocer la vida útil de los productos, para proponer patrones de color, textura y sabor y para ofrecer correcciones si encuentran defectos. “Existen dos tipos de paneles: está el que se especializa en productos de perfumería, como perfumes, shampoos, acondicionadores y desodorantes, y otro que se aboca a los alimentos, principalmente las leches y sus derivados”, explica la ingeniera.

Carolina Mendez es una de las más expertas en el catado de alimentos, sus 6 años de experiencia en el testeo de leches, yogures, dulces de leches, aceites y vinos la respaldan. “A los 30 años me jubilé por discapacidad en la vista y me dediqué a criar a mis dos hijas. Cuando crecieron comencé a estudiar en centros de ciegos hasta que me enteré de este trabajo. De chica al no ver bien desarrollé mi olfato, todo lo olía, desde el cuero de los zapatos hasta el papel satinado que usábamos en la escuela”, dice.

“Este compromiso me gusta mucho. Nunca pensé que como ciega iba a conseguir un trabajo, porque todo en mi vida había sido un no: no estudies, no trabajes, no a todo. El testeo que hago lo asocio con las primeras veces que iba a aprender computación y abría las ventanas de Windows y siempre surgían cosas nuevas. Aquí es lo mismo cuando probas una leche y está fea, entonces te preguntas ¿por qué está fea? ¿a qué me hace acordar?, y ahí comienza todo de nuevo”, desarrolla Mendez.

Con todo gusto y olfato

Mirta Tessore está casada hace 15 años y tiene una hija de 14 que se llama Micaela y que rompió con la regla de sus padres: ella ve bien. Para llegar a la consultora desde Palomar, Mirta tiene que tomar primero el tren de la línea San Martín y después recorrer más de 6 estaciones de subtes. “En mi mundo, en mi casa, estoy llena de problemas. Pero yo vengo acá, salgo de todo y me concentro en el mundo de los sabores y olores”, cuenta Tessore. Sus compañeros rescatan de ella su sensibilidad y su pasión por el trabajo. “El catado es un desafío diario, me gusta descubrir en los alimentos y el gusto todo lo que se esconde”, dice Tessore quien durante estos últimos años desarrolló mucho más el olfato. “Salvo que el aire acondicionado esté funcionando y el comercio esté cerrado, yo se donde está cada negocio gracias a los olores que salen, es la forma más segura de ubicarme”, explica.

Sentada al lado de Mirta Tessore, está Marta Zampaglione, una de las más antiguas testeadoras con 9 años de experiencia. “Yo pensaba que este trabajo de testeo lo hacían las maquinas, no los seres humanos”, se ríe. Ahora es una de las referentes del catado a ciegas de productos de perfumería como desodorantes y shampoo. “Nuestras salidas laborales habituales son el coro polifónico, la banda de ciegos o los copistas. Conseguir otro tipo de trabajo no es fácil”, dice.

El empuje por progresar en la vida, por no quedarse y por superar los traspiés menos esperados es compartido por el resto de los testeadores que la rodean y escuchan hablar. Entre ellos está Gabriel Edgardo Martínez que cuando “tenía un poco más de vista trabajaba en una fábrica de zapatos y tiempos después como cadete”. Él como varios de los que están presentes llegan a su trabajo desde el conurbano, con más de una hora y media de viaje.

Las preocupaciones que mascullan en las cabezas de los catadores ciegos son siempre similares: la inserción laboral, el trabajo continuado y, por fin, la valoración como personas aptas para trabajar en cualquier ámbito, sí las condiciones laborales, claro está, se adaptan. Pues el camino transitado por el análisis sensorial promete pegar algunos saltos más, abarcando nuevos productos y más mercados, demostrando que todo es posible con voluntad, profesionalismo y trabajo en equipo.

En Caminos y Sabores

En el marco de la feria Caminos y Sabores, del 8 al 11 de julio en La Rural, se llevará a cabo por quinto año consecutivo el Concurso Experiencias del Sabor. Allí los testeadores de la Consultora Stg deberán reconocer a aquellos productos y productores participantes de la exposición en distintas categorías como aceite de oliva extra virgen, quesos y dulces de leche, entre otros.

Caminos y Sabores es una feria que recorre el país a través de sus alimentos típicos, las artesanías y los destinos turísticos. Este año vuelve con renovados espacios para las expresiones culturales de la región como la plaza de los artesanos y la plaza de los músicos; además de las demostraciones de cocina y el II Encuentro Terra Madre de Argentina organizado por Slow Food.

Vinos de alta gama, quesos y aceites de oliva de Salta, puros de Corrientes, dulces caseros, licores y alfajores de Chubut, cervezas artesanales del centro del país, salames mercedinos, telares propios de la cultura Wichí, y un sinfín de productos propios de la Argentina estarán presentes en la muestra de la mano de sus elaboradores. Más información en www.caminosysabores.com.ar

miércoles, 21 de abril de 2010

Catamarca, la antigua


Antigua Catamarca


Desde construcciones arquitectónicas hasta pequeños cuencos de cerámica, cada pieza hallada sirve para armar el rompecabezas de la historia precolombina de la provincia. Además de la fuerte presencia de los Incas, habitaron la zona unas doce culturas que dejaron sus rastros en los más de 20 asentamientos descubiertos.


En la topografía de Catamarca conviven desde la cordillera de los Andes hasta los valles más hermosos. Por estas tierras de selvas frondosas, cadenas montañosas, salares, lagunas y cardones transitó el imperio incaico dejando sus huellas que aun perviven como historia viva. También llamado Capac Ñam, el Camino del Inca unió a lo largo de 16.000 kilómetros al imperio más extenso de la prehistoria, en un recorrido que iba desde la actual provincia de Mendoza hasta Ecuador, sobre la cordillera de los Andes.


Tanto en Catamarca, como en las zonas aledañas se encuentran diversas características de su identidad, conservadas en piezas de cerámica como platos, aríbalos, aribaloides y botellitas. Los rasgos de su arquitectura también están latentes en las paredes de doble muro, las aberturas trapezoides y las hornacinas.


Los rastros de lo que fueron los pueblos, construidos de piedra y barro, se encuentran en su gran mayoría entre las montañas. A 4 km. de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca está el Pueblo Perdido de la Quebrada, rodeado por el río El Tala, donde habitó la leyenda de la yakumana (Madre del Agua). Esta sirena de cabello largo y rubio hace 500 años infundió temor a los integrantes de la cultura La Aguada, dueños de un centro político y religioso integrado por 40 recintos de barro y piedra, donde funcionaban habitaciones, talleres y corrales.


La figura del jaguar y los personajes con atribuciones felinas fueron una referencia indiscutida de estos pobladores para identificar a los jefes regionales, plasmados en escenas de danza. Estas, junto a otras imágenes de serpientes bicéfalas y cabezas trofeo, se hallan en los parajes de La Tunita, La Candelaria, La Resbalosa, La Toma, El Cajón y El Algarrobal conforman una ruta sagrada.




Pueblos bravos


A 20 kilómetros del pueblo de Londres de la Nueva Inglaterra, cabecera del departamento de Belén, están las ruinas del Shinkal de Quimivil, un monumental asentamiento construido y habitado por los incas entre 1470 y 1536. Escondido en el centro de un bosque de álamos y quebrachos, al pie de las sierras de Quimivil, el trazado incluye una plaza central, alrededor de la cual se alzaban los edificios públicos y religiosos.


El Shinkal es una wamani (cabecera provincial) del Tawantinsuyo, el inmenso imperio incaico. Intersección entre distintos caminos, fue habitado por entre 600 y 1000 habitantes, siendo uno de los centros de redistribución de bienes más importantes.


Otras ruinas que evidencian la dominación de esta cultura son las de Fuerte Quemado en el Valle de Yokavil. Allí, sobre el margen del río Santa María, se levantan los restos de este asentamiento de más de 600 años de antigüedad, que tiene también la impronta de otros pobladores como los de Santa María, Belén y San José, y que se revela aún hoy en las artesanías típicas.


La zona, repleta de montañas y paisajes sorprendentes, esconde otros sitios arqueológicos como Las Mojarras, Pucará del Aconquija y Loma Rica de Shiquimil, que convierten al departamento de Santa María en la Capital Nacional de la Arqueología.



En la antesala del cielo


En Antofagasta de la Sierra, a más de 3.000 m de altura también hay rastros de los habitantes originarios. Rodeada de montañas, salares y dunas gigantescas, el Pucará de La Alumbrera, El Coypar y el Coyparcito representan verdaderos yacimientos arqueológicos, en los que se destaca la arquitectura con influencias incaicas y aleros con motivos de caza, baile y homenajes a la flora y la fauna local. A 20 km el camino asciende hasta los 4.200 m para llegar a Quebrada Seca, un gran cañón con formaciones rocosas y cuevas con petroglifos, cuya antigüedad se estima en unos 10.000 años.


Pues claro está, Catamarca ofrece mucho más que sus deslumbrantes postales naturales, que resultan de la mezcla única de desiertos, montañas, mesetas y valles. Su belleza se aprecia también en la cultura ancestral, que se brinda al visitante a través de la música, el artesanado y la gastronomía. Pero especialmente a través de sus múltiples sitios arqueológicos, que invitan a develar sus infinitos misterios.

miércoles, 17 de marzo de 2010

El alegre despertar de los pájaros

Junín: El alegre despertar de los pájaros

Destino turístico en crecimiento, la ciudad de Junín abre sus puertas para el mini turismo con el Parque Natural Laguna de Gómez para la pesca y la práctica deportes acuáticos, además de los alojamientos de campos y un recorrido gastronómico repleto de fiambres y parrilladas.

Desde el cielo también llama la atención el espigón de 180 metros de largo, que como una línea recta invade el agua de la laguna de Gómez. Allí sentados, enfrentados de espaldas, de cada lado los pescadores despliegan sus cañas que duermen hasta que de repente pique algún espécimen del famoso pejerrey, alias “flecha de plata”. A pocos metros los chicos toman envión, saltan y caen con bombas en el agua. “Nada mejor que la tranquilidad de pescar embarcados”, se ataja un pescador. Entonces la formula recomendada es alquilar un botecito bien temprano y salir cuando el sol se anuncia en busca de los nombrados pejerreyes, bagres, tarariras y carpas que habitan la laguna de Gómez, a 12 kilómetros de la ciudad de Junín, en el noroeste bonaerense.

El Parque Natural Laguna de Gómez es más ambicioso que su invitación de balneario de pesca y chapuzones ubicado en plena provincia de Buenos Aires. Es también un desafío para deportistas o iniciados en actividades náuticas y de aire que pueden, por ejemplo, aventurarse en vuelos de bautismo en planeador, parapente y ultraliviano, partiendo desde el Club de planeadores de Junín, reconocido por haber sido en 1963 sede del único Campeonato Mundial de Vuelo a Vela que se realizó en Sudamérica.

Con una superficie de 4.000 has. el parque alberga extensas arboledas, parrillas, refugios, paradores donde comer y proveedurías con todo lo necesario para un sabroso y tierno asado. En las calles internas están la mayoría de los alojamientos: alrededor de 450 casas y casillas de fines de semana, que brindan comodidades ajustadas a la amplitud de bolsillo del turista. Claro que si de hospedajes clásicos se habla no hay que obviar el camping municipal Puesta del Sol, un predio que estalla de jóvenes y familias apenas comienzan los primeros calores.

El camino costero, ese recorrido por tierra inaugurado hace siete años, es el sector vip del parque, más bien pensado para los deportistas de agua y vuelo. Para allí parten las camionetas cargando motos de aguas, y desde este punto también comienzan su andar contra el viento los amantes del esquí acuático, yachting, motonáutica, jet ski, kitesurf y windsurf.

“Somos la primer escuela de kite avalada por el Estado. Como todo deporte extremo comprende cierta complejidad, y debe estar todo bien organizado para que no haya accidentes”, cuenta Hugo Bottaro, capacitador de la Escuela de kite y windsurf. A través de 9 clases entrena a los iniciados en ambos deportes: ya han pasado por allí más de 100 alumnos de todas las edades. “El kite es uno de los deportes que más creció en los últimos dos años y la laguna, de agua calma, aire moderado y temperatura templada es un ámbito ideal para practicarlo sin riesgo”, enfatiza.

También es habitual ver a chicos iniciándose en la práctica sobre embarcaciones a vela, en los optimists. “Como es un barco simple y estable, es apropiado para principiantes de 8 y 15 años”, cuenta José que llega habitualmente al Parque Natural junto a su familia desde la ciudad de Rojas.

Ya por el aire, los paramotores aportan lo suyo al paisaje. Es que esta adaptación del parapente, pero con un motor en la espalda del guía, encontró en este llano bonaerense un verdadero boom con escuela de capacitación incluida.

Desviándose apenas unos metros del camino está el complejo Posada del Sol, que con 20 cabañas cómodas propone disfrutar a pleno del paisaje de la laguna, de la pileta, de las parrillas y del sonido de los pájaros al despertar. Sobre el final del camino costero, en el último parador, está la bajada para botes y lanchas, donde suelen embarcarse los adeptos a la pesca deportiva.

Más chica en extensión que su prima hermana, la laguna de Gómez, la del Carpincho está a 4 Km. de la ciudad. Comprendida por 400 has. y una profundidad máxima de 1,50 mts., es el centro por naturaleza de los pescadores con el Club de Pescadores y el Club de cazadores como dos puntos de reuniones.

Por la ciudad
Bien conservada sigue aún la casa donde vivió Eva Duarte y la casona donde funcionaba el registro civil, en el que Evita se casó con Juan Domingo Perón. El circuito histórico y cultural de la ciudad comprende también el paseo por museos municipales de arte e históricos y el Teatro De La Ranchería, donde los fines de semana se presentan espectáculos teatrales y musicales.

Dividida en dos por los terrenos de los talleres ferroviarios, que supieron ser de los más grandes e importantes de la Argentina, de día Junín se luce con sus plazas escalonadas unas con otras por la avenida San Martín. El centro comercial, recientemente reformado, colmado de bares con mesitas al aire libre es el punto de encuentro de los jóvenes y las familias en los atardeceres. De noche los juninenses despliegan una nutrida oferta gastronómica, gracias al variado número de restaurantes con sus menúes de parrilladas completas y fiambres caseros de entrada. Las parillas El Paraje 101 en el centro y La Carpa ubicada en la entrada de la ciudad son dos de las más destacadas y frecuentadas. La ruta gastronómica continúa también dentro del Parque Natural donde los paradores ofrecen variedades de achuras.
Dentro de la esta ruta del buen comer está el pueblo de Agustín Roca, a 12 km. de Junín, y puntal de la pampa carnívora. A principio de cada noviembre los roquenses organizan la Fiesta Nacional del Fiambre Casero, en la que se lucen los productores con sus bondiolas, lomitos, jamones y salames, además de patés elaborados de manera artesanal. Surgida de inventiva de los propios vecinos, el festejo recuerda aquellas tradicionales reuniones que organizaban las familias para celebrar las carneadas y la posterior facturación de las carnes.
Motor productivo y tradicional de este pueblo, la producción de embutidos es marca propia, aunque también se destacan los quesos artesanales y las pastas caseras.

Vida rural
Vivir a pleno las tareas agrícolas más domésticas, ordeñar una vaca para conseguir la leche del día, apostarse en miradores para la observación de pájaros, y encarar cabalgatas por caminos rurales, son algunas de las actividades que ofrecen las estancias y resorts de campo ubicados dentro del partido de Junín. La más tradicional, la estancia La Oriental, posee un casco señoral, decorado con muebles traídos de distintas partes del mundo que terminan formando ambientes de estilo francés con aires camperos. El lago con cisnes, y las arboledas conforman un paisaje ideal para descansar practicar arquería, cabalgar o jugar al ping-pong.
Otro alojamiento que ofrece las bondades del turismo rural es el resort de campo Cerrito Colorado, montado sobre un casco antiguo en 9 hectáreas, Al amanecer o en noches que se anuncia la lluvia, el sonido ambiente se corona con el sonido que brindan los árboles sembrados en 1890 y
el arrullo del canto de las aves.
Así pues se planta Junín y su partido, como un destino de fin de semana, ideal para el desenchufe diario y disfrutar de introducirse activamente en las costumbres típicas de la región centro de la Argentina.

Datos útiles

Como llegar. De Bs. As. a Junín son 260 km. En auto se puede ir por Acceso Oeste hasta Luján para luego tomar la RN 7. Además de tres empresas de ómnibus que llegan hasta la ciudad, a las 18 horas sale un tren desde Retiro. Más información: Dirección de Turismo de la Municipalidad de Junín R. Saénz Peña 146 Tel. (02362) 441656.

Alojamientos:

En el Parque Natural Laguna de Gómez esta el complejo de cabañas Posada del Sol. Más información en www.posadadelsol-junin.com.ar.

También está el Resot de Campo Cerrito Colorado. Más información llamando al 02362 – 433672 o ingresando a www.cerritohoteldecampo.com.ar.

Escuela Municipal de windsurf y kitsurfe

Informes llamando al (02362) 15416574.





viernes, 26 de febrero de 2010

Malargüe: Viaje al cosmos



Ya nos acostumbramos a convivir con científicos de todas partes del mundo. Vas al supermercado y te cruzas con un científico. Vas al videoclub y te cruzas con otros”, cuenta la directora de turismo de Malargüe, Fabiana González, al sur de Mendoza. La ciudad, reconocida como puntal del turismo científico en la Argentina, vivió un antes y un después de la década del 90 cuando dejó de ser un pueblo fantasma que vivía de los recuerdos de la minería, para ser una localidad asociada al conocimiento y divulgación de la astronomía.

La comprensión del universo y la naturaleza, y el aprovechamiento de las impactantes reservas naturales, incentivó el arribo de científicos del centro Pierre Auger, un experimento Internacional para el estudio de rayos cósmicos, que decidieron construir en Malargüe un Observatorio. “Estábamos en estado de crisis, cuando se instala el Observatorio se planifica todo un desarrollo en paralelo vinculado al turismo”, explica González.

Al poco tiempo algunos investigadores, junto al apoyo estatal, crean el primer Complejo Planetario de Sudamérica para la navegación virtual en pantalla de 360 grados, con imagen tridimensional y sonido digital. “La ciudad se convierte así en un escenario privilegiado para los científicos que llegan hasta aquí para observar el cielo”, cuenta la directora de turismo. Malargüe comenzaba así, en el 2003, a perfilarse como un polo de ciencia único en el país y que invita a los viajeros a descubrir los misterios del Universo.


Bajo un cielo de rayos cósmicos

Malargüe (del mapuche lugar de bardas rocosas o lugar de corrales), es la única localidad del departamento que lleva su mismo nombre y que es el más grande y austral de la provincia. La limpieza y claridad del cielo malargüino fue lo que sedujo a los más de 300 investigadores que forman parte del Observatorio internacional de Rayos Cósmicos Pierre Auger.

Hoy, tanto en sus instalaciones como en las del Observatorio mellizo ubicado en Estados Unidos, se miden las pequeñas partículas que cada segundo golpean en las capas exteriores de la Tierra en forma de energía. Una red de 1600 detectores y cuatro telescopios de espejo, forman parte de los 3 mil km2 de superficie que ocupa el proyecto Auger. Su maquinaria permite observar la luz tenue ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.

El recorrido, que sin dudas atraerá a los más curiosos, posee una parada obligada en el Planetario situado a unas 20 cuadras del centro de la ciudad. El predio compuesto por cuatro edificios ordenados volumétricamente, es atravesado por peatonales que se encaminan por relojes solares y fuentes.

Claro que el gran atractivo es la enorme pirámide de paneles azules, donde está el Domo: esa cúpula semiesférica de aluminio micro perforado que permite al viajero observar, como pocas veces en la vida lo hará, ese gran misterio llamado cielo.

Tras la incorporación de este circuito ligado al turismo científico y paleontólogo, la ciudad creció de 600 a 1800 camas de hospedaje en 10 años. Todos emprendimientos de calidad”, cuenta González. Una apuesta que por sí sola habla de ingenio de los malargüinos, de su pensamiento a futuro y de fuerza para desarrollarse regionalmente. Todo, claro, engrandecido por el paisaje privilegiado de lagunas, montañas y volcanes que embellece a la zona.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Red Puna

Orgullo por la tierra propia















A casi 15 años de su formación es un ejemplo de asociativismo y lucha campesina en una de las regiones más bellas: la puna y quebrada jujeña. Implantar colectiva y democráticamente un modelo de desarrollo equitativo es una de las grandes metas.

Cuando en 1995 la red nació, el aire para los pobladores de la región de la puna y Quebrada de Humahuaca en Jujuy olía a incertidumbre y desazón. A la luz de aquella crisis económica y cultural en la que estaba sometida toda la zona y arrastrados por una actitud asociativa e inmaterial de compartir una identidad en común, daban sus primeros pasos bajo el nombre de Red Puna unas 33 organizaciones entre centros vecinales, comunidades aborígenes y cooperativas de productores y artesanos.

Orientados por el mismo sentimiento de arraigo a su tierra y por atravesar experiencias similares “los productores que conformamos esta asociación sumamos nuestras voluntades para mejorar la producción, encontrar canales de ventas y optimizar la calidad de los animales (llamas, ovejas y vacas)”, cuenta Jacinta Balvin, elaboradora de quesos de vaca, verduras, papas y frutas de la puna.

Hoy la realidad sigue siendo complicada con altos índices de mortalidad infantil y una desocupación que llega al 50 % de los trabajadores rurales, aunque el modo asociativo alienta, capacita y da fuerzas para afrontar el trabajo diario de campo. “El campesinado está subsistiendo, peleando para vivir en su lugar, porque, por cierto, aún no están solucionados los títulos de propiedad de tierra. Ante este avasallamiento histórico nos paramos con mucho orgullo porque nuestro territorio no es una mercancía”, explica Ariel Mendez, coordinador general de la Red Puna.

Arrancando el 2010 el campesinado que puebla la región se caracteriza por sostener su honda tradición indígena, y por ser productores agropecuarios de, por ejemplo, alimentos como la papa. Una buena parte de su producción la consumen domésticamente, para vender el resto en mercados locales y regionales.



La disciplina como método asociativo

Que más de 1300 familias encuentren una lógica de funcionamiento dentro de una red social no se concreta de un momento para otro. Fue por eso que después de años de trabajo que la dinámica interna de la Red comenzó a funcionar desglosándose en asambleas mensuales y anuales para discutir y accionar sobre nuevas propuestas. Y fue también con el tiempo que la asociación se dividió por áreas de trabajo, que van desde la producción, comercialización y comunicación, hasta una que se encarga de la formación de nuevos dirigentes.

“Instalar temas de debate no es poco. Es fundamental seguir hablando de una reforma agraria que vaya más allá de la explotación minera, también hay que discutir sobre seguridad alimentaria dentro de este contexto de modelo agroexportador donde no se calma el hambre, sino que se ensancha la brecha entre los que más tienen y los que menos. Nuestros alimentos deben llegar a la mesa de los argentinos siguiendo una producción sana y agroecológica”, explica Mendez.

Una sociedad más justa, donde por ejemplo los productores no sean beneficiarios de acciones solidarias sino más bien sujetos con derechos, es una de las metas más claras del camino trazado. “Nos caracterizamos por no solo ser un espacio de financiamiento sino más bien un proyecto político sin vencimientos que busca transformar la realidad”, sintetiza el coordinador general. La fuerza y la esperanza en el futuro está, como ellos apuntan en una de sus cartas abiertas, en sus propias manos, claves para el desarrollo de la región.

viernes, 22 de enero de 2010

Caminos de Altamira

Abrir la casa al turismo


Unidos tras la crisis del 2001 vecinos productores, artesanos y operadores turísticos de La Consulta, en el Valle de Uco, llevan adelante un proyecto turístico-cultural llamado Caminos de Altamira con el objetivo de revalorizar sus tradiciones y mostrarle al mundo entero su estilo de vida. Todo en el medio de lagos cristalinos y el fondo imponente de la cordillera de los Andes.

Un traje a medida del gusto, del tiempo y de las expectativas de cada viajero. Un paquete turístico-social-cultural diverso, rico en contenidos y entretenido es lo que propone un conjunto de productores, artesanos y operadores de turismo que conforman la aventura de Caminos de Altamira, en la localidad de La Consulta, departamento de San Carlos, Mendoza. Situada dentro del Valle de Uco, al oeste de la provincia, la zona está a 1000 metros de altura al borde de la cordillera de los Andes, y los cursos menores que la pueblan junto a las montañas de fondo componen las postales más bellas de la región.

Noviembre de 2001, crisis post De la Rúa. “En aquel momento nos replanteamos nuestro estilo de vida, muchos vecinos veían que lo que hacían no era valorado por nadie”, cuenta Marcelo Reynoso, motivador del proyecto hoy hecho realidad. “Los vecinos sumamos nuestros esfuerzos para constituir un producto que pudiera brindar a los visitantes una imagen fiel de nuestra cultura y que permita a los jóvenes de esta tierra encontrar objetivos de vida para detener la migración”, sostiene. Al poco tiempo de conformado comenzaron a trabajar coordinados por la Agencia de Extensión Rural La Consulta INTA.

Fueron los mismos vecinos de la zona –históricamente poco y nada mirada con ojos turísticos-, los abrieron las puertas de sus comercios, casas, fincas, bodegas y emprendimientos productivos para brindarle al turista un paquete que puede ir desde un día de campo, hasta recorrer la casa de un artesano, pasear en sulky, disfrutar de un desayuno casero y visitar pequeñas bodegas familiares. Hoy son trece los emprendimientos que integran la red, y dieciséis las familias involucradas directamente.

“Desde que comenzamos a trabajar en conjunto las satisfacciones han sido culturales y sociales, más que económicas, porque revaloramos nuestra vida rural. Vecinos que no apreciaban su actividad, de repente comenzaron a recibir a personas de todas partes del mundo asombrados por lo que hacen”, dice Reynoso. Transitar por Caminos de Altamira es atravesar por un proyecto que busca rescatar la identidad de la vida rural, valorizando los recursos naturales y culturales propios, en beneficio de lo local.

De paseo por el oasis

De inviernos duros que dan lugar a heladas diarias, el mayor caudal de turistas llega a La Consulta entre octubre y abril de cada año. Las tierras del Valle de Uco son productivas y fértiles debido al clima y a la altura, de ahí que en la zona se asienten algunas de las bodegas vitivinícolas más importantes del país. En este contexto los lugareños de dedican mayoritariamente a la cosecha de cerezas, duraznos, peras, manzanas y uvas, actividades todas que el turismo puede disfrutar de la misma mano de los productores.

Con galerías abiertas que bordean a la residencia de cuatro metros de altura, Camilo Casa de campo es uno de los emprendimientos que ofrece hospedaje para 20 personas. “Adaptamos la casa de nuestros abuelos con comodidades acordes a la exigencias del turismo internacional”, cuenta una de las dueñas Olga Ghilardi. Otrora finca en donde convivían un viñedo y tierras cultivadas con choclos y pimientos, tras la crisis económica del 2001 la familia decidió virar de actividad hacia la hotelería ofreciendo un servicio que comprenden habitaciones con baño privado, campiña con pileta y desayunos y platos preparados con alimentos de la zona.

“Nos visitan muchos europeos que vienen a buscar el contacto directo con nosotros, los que vivimos y trabajamos aquí. Quieren probar nuestras empanadas típicas, las carnes a la olla, el pollo al ajillo y el lechón”, cuenta Olga. A la hora de comer todos comparten la mesa: turistas y anfitriones se cruzan en conversaciones que van desde la preparación de un buen vino patero hasta cómo se lleva a cabo el riego por canales.

Un buen plan

El traje a medida se ajusta con programas de medio día, uno o dos días con visitas previamente pautadas, según el gusto de turista. Paseos a caballo, en sulky y en bicicleta, participar de actividades agrícolas, como regar, atar, podar y cosechar frutas, son solo una parte de la actividades. El itinerario también incluye recorridos interpretativos por fincas y chacras donde se puede desde amasar pan, hasta catar y degustar vinos.

Plan para el primer día. Conocer en vivo y en directo cómo es la vida diaria de un agricultor mendocino, echarle un vistazo a sus sistemas de riego, darse una vuelta por la Estación Experimental del INTA de la Consulta donde además de degustar se puede husmear sobre los avatares de la producción hortícola. Por la tarde la finca Melocotón de Oscar Miranda abres sus tranqueras para pasear entre las plantaciones de durazno, peras, manzanas y ciruelas. “En el monte el turista prueba las frutas de estación, recién cosechadas o que él mismo arranca de las plantas. Solo así uno se da cuenta de el sabor de la fruta en estado natural”, cuenta Miranda, que vive en La Consulta desde hace 11 años cuando la fichó como su lugar en el mundo. “Pasamos con mi mujer y nos enamoramos del paisaje. Después volvimos y comenzamos con las plantaciones orgánicas de frutos”, enfatiza.

Plan para el segundo día. Pegarse una vuelta por la mañana bien temprano por la finca Los Maitenes, propiedad de Susana López de Guillardi y su esposo Alfredo. La apuesta para llegar tiene tres opciones: en bicicleta, sulky o a caballo. En la finca, rodeada de viñas, la misma familia dueña de casa recibe a los visitantes con un desayuno de mate cocido, mate o café, y mermeladas de frutas de la zona. Más tarde todos amasan tortitas de grasa de vaca y pancitos.

“A los contingentes de extranjeros les llama la atención nuestra unión familiar, como nos relacionamos y como respetamos nuestras tradiciones”, dice Oscar Miranda. “Uno se presenta tal cual como es, acá no hay disfraz para presentarnos”, cuenta orgulloso.

Y si faltara algo más dentro de este itinerario cultural, para los más arriesgados también la oferta se extiende hasta deportes de aventura como el trekking, senderismo, avistaje de aves y observación de flora y fauna.


lunes, 4 de enero de 2010

Divinos tesoros de San Luis


Divinos tesoros


Tres destinos de la provincia se destacan por ser centros de distintas alternativas que registran el desarrollo regional de los puntanos: el turismo minero como principal atractivo de La Carolina, el ciclismo de montaña en la Villa de Merlo y los deportes acuáticos en las aguas mansas de Potrero de los Funes.

Cuando nadie lo esperaba y tras una curva cerrada se aparecen apiñados sobre la ruta una veintena de ciclistas, con sus cabezas gachas, pegadas unas con otras como abejas en un panal. La escena sucede, y a menudo, por los caminos linderos a la Villa de Merlo, San Luis, uno de los puntos favoritos para la práctica de este deporte en sus facetas de ruta o mountain bike.
La villa, conocida como “la ciudad del microclima”, es también la cara turística de los puntanos gracias a los arroyos, la vegetación de hierbas y helechos, sus profundas quebradas y, desde ya, por estar ubicada en la falda occidental de la Sierra de los Comechingones a un promedio de 1000 metros sobre el nivel del mar.
También desde hace poco más de cinco años es el centro de visitantes que llegan con sus bicicletas, solos, en familia o en grupo de amigos, para recorrer caminos que atraviesan lagos y sierras. En este contexto un conjunto de ciclistas, apoyados por empresas locales e instituciones, creó la Agrupación MTB encargada de organizar competencias con el fin de contribuir a mejorar las estructuras de trabajo relacionadas al mountain bike. “Junto a los participantes, en cada competición, llegan sus familias y los amigos que los apoyan. Gracias a estas competencias creció el turismo en toda la región”, cuenta Claudio Mastronardi, uno de los organizadores.
Competencias como el Cruce de las Sierras de los Comechingones y la Unión de los Pueblos convocan a más de 200 competidores de Argentina y países limítrofes. “Los desafíos son de 50 Km. y los deportistas atraviesan arena, montaña y ripio hasta llegar al final”, amplía Mastronardi. La visión de los organizadores apunta a concretar competencias en la temporada baja para alentar la llegada de viajeros durante todos los meses del año. “Con la bicicleta se suscita la curiosidad, la simpatía, se favorecen las relaciones humanas y se tiene un contacto estrecho con el medio. El viento recorre nuestras mejillas, los olores inundan nuestro olfato, todo está envuelto por el esfuerzo de rodar y el paisaje por el que deambulamos. Eso es en esencia la sensación del ciclomontañista”, explican orgullos desde la agrupación.


El pueblo minero
A 1610 metros de altura y sobre la falda del cerro Tomolasta -ideal para la práctica de parapente-, se ubica La Carolina, un legendario pueblo fundado por aventureros que llegaron a fines del 1700 atraídos por la “fiebre del oro”. De tradición minera, este pequeño poblado -ubicado en lo más alto de las sierras centrales en el centro-norte de la provincia-, vive agitado por la llegada de viajeros que arriban para disfrutar de circuitos que prometen recorrer el museo de la mina de “Buena Esperanza” y la gruta “Intihuasi”, donde se encuentran los restos óseos y líticos de la cultura Ayampityn, quienes habitaron la zona hace 8000 años.
“El nuestro es un pueblo pintoresco con todas las casas construidas en piedra del lugar. La calle principal está empedrada de manera artesanal, siempre con la intención de respetar la tradición minera, conservando nuestra identidad”, cuenta la intendente Ingrid Blumencweig.
El circuito minero se completa con el museo El Tomolasta (“Casa del Sol” en quechua), creado en la década del 90 y que guarda desde una conana (mortero de piedra) hasta material lítico como antiguas puntas de flechas y raspadores.
Con la llegada de cada año el pueblo se viste de gala para recibir a visitantes de todas partes en la Fiesta del Oro. En el 2010 se llevará a cabo del 8 al 11 de enero y, como siempre, llegarán agrupaciones gauchas a caballo de toda la provincia y habrá desde entretenimientos hasta la elección de la reina.
Además en toda la zona de La Carolina “se destacan los productores de una papa conocida como semilla de muy buena calidad y certificada”, cuenta la intendente. “Entre las comidas somos conocidos por los corderos, y la carne de vaca hecha a la masa o con cuero bien condimentada y preparada en un horno de barro”, explica.
En cuanto a las artesanías los pobladores se destacan por las elaboradas piezas en piedras preciosas extraídas desde las mismas canteras por los artesanos. Otros, en cambio, de dedican a los hilados preparados en base a la lana de llama. Todos esperan el verano para incrementar sus ventas con la llegada de visitantes.


Un gran lago y mucho más
Injusto sería olvidar del mapa puntano a Potrero de los Funes, un paradisíaco valle rodeado por serranías que dejan al descubierto quebradas, arroyos y saltos. Ubicado a poco menos de 20 kilómetros de la ciudad de San Luis y cruzando la Quebrada de los Cóndores -un macizo de granito que fue dinamitado para que pasara el camino-, cuenta los lugareños que se puede “escuchar respirar a los árboles y mascullar al musgo”. La zona que debe su nombre a una familia de apellido Funes, pionera por estas tierras a comienzos del siglo XIX, es la gran apuesta de la provincia y en los últimos cinco años se desarrolló más que nunca con la construcción inclusive de un autódromo de nivel internacional.
Fue en 1860 cuando con la construcción del dique sobre el río Potrero que la región comenzó a tomar vuelo. Destruido por una creciente, reconstruido en 1876 y reemplazado en 1927 el embalse dio origen al lago artificial, de aguas cálidas y serenas, hoy punto numero uno de atracción. Rodeado por las sierras de San Luis y La Paz, en los alrededores del lago los puntanos desarrollaron una infraestructura que va desde balnearios, recreos, hosterías y cabañas, hasta un hotel internacional.
Es decir los viajeros pueden ajustar la visita a su bolsillo. Durante el día el lago en Potrero de los Funes es aprovechado para practicar deportes náuticos como el esquí acuático, el buceo y el windsurf, sin olvidarse de que es un centro de referencia para pescadores por sus carpas y pejerreyes. Para el momento del almuerzo o la cena los restaurantes ofrecen, con mesas al aire libre, los platos típicos de la región que van desde el chivo a las brasas hasta el asado con cuero o el locro. Ya por las noches, y en verano, las calles de la zona se pueblan de artesanos locales y de espectáculos artísticos. Como broche magnífico, y gracias a la protección de las sierras, el clima es agradable durante casi todo el año, frío en invierno y con nieve en los cerros, y templado intermedio en la temporada estival. Si uno anda con suerte podrá ver en las cumbres más altas a los cóndores sobrevolando con destreza los cielos.
Más allá, a la distancia e imponentes, hacia el oeste, se asoman los cordones montañosos de la precordillera de los Andes. Pero esa es otra historia.