sábado, 28 de julio de 2007

Mi perito preferido


¡Algo está por explotar!

Publicado en Revista Hombre

Desde hace 20 años Oscar Gimenez es perito de explosivos y trabaja en el Comando de patrullas de Quilmes. Se pasa las horas coqueteando con bombas caseras, detonadores, dinamitas y granadas que adornan su ardiente oficina.
La ciudad hace ruido por todos lados. ¿Alguien sabe donde está pisando? Por las dudas cuando veas un paquete primero corré y después avisá a la policía. Las bombas no se sabe quien las carga pero lo que sí es cierto es que el sargento Gimenez las puede hacer detonar.
Acurrucado y frente a un cartel de “prohibido fumar” avisa que la realidad puede detonar en cualquier momento ... ¡y a taparse los oídos!


“Antes trabajaba en la municipalidad de Buenos Aires y a la tarde era ayudante de un contador, pero me faltaba algo, necesitaba un poco de acción que le diera gusto a mi vida. Y me metí en la policía y al año empecé como perito de explosivos”. De su cambio hasta hoy pasaron 20 años a puro ruido, de bomba en bomba.

“Los casos más difíciles lo representan las granadas que están vencidas, que no se pueden ni tocar. También los artefactos sofisticados que contienen novedosos sistemas electrónicos son peligrosos para controlarlos. Generalmente los terroristas los ponen en los bancos de firmas extranjeras, empresas privadas, municipalidades y hospitales públicos”. Para mayor seguridad mejor quedarse en casa.

Un machito cabrío. “Una vez tuve que desactivar unas bombas que estaban dentro de dos ataúdes en la puerta de un diario y no había nada de luz. Entonces les pedí a los policías que estaban en los móviles que alumbraran el lugar y todos salieron disparando. Así que arrimé yo mismo los patrulleros y trabajé sólo en la desactivación”. Cuando terminó los puteó uno por uno, como para que no se olviden quien es el más guapo de todos.

La rabona está demodé. Antes cuando la profesora de matemáticas tomaba examen y nadie había estudiado se optaba por hacerse “la rata” con los compañeros, pero ahora los pibes son más terminantes y van directamente al grano: “En la semana tenemos de 10 a 12 llamados telefónicos de escuelas que casi en su totalidad son de resultado negativo. Generalmente dejan cajas con piedras y papeles que dicen “boom” en su interior”, explica el sargento. ¿Quien se anima a decir que la educación no está cerca del estallido?

El libro gordo del perito. Para que sepamos todos: “cuando encuentren un paquete en la calle no lo muevan y mucho menos jugueteen con el, porque al levantarlo se activa el sistema y ya no se puede trabajar con lo que hay adentro”, dice Gimenez manoseando un detonador dentro de su despacho.
Para que sepamos 2: El sargento Gimenez lleva un celular incrustado en el cinturón del uniforme que sólo usa en los momentos de ocio porque como explica “el celular es uno de los mayores enemigos del perito. Cuando hay peligro de que un explosivo estalle lo primero que hay que hacer es apagar los celulares y las radios de los que andan por la zona ya que las frecuencias pueden hacerlo detonar”.
El miedo a las blancas. “Cuando salgo tras un llamado de alerta estoy tensionado, aunque yo asimilo el miedo una vez finalizado el trabajo, cuando estoy en plena acción lo hago sin nervios y sin dudas. Al haber trabajado durante más de 20 años como perito le perdí el miedo a la muerte”, aunque aclara con pavor que “lo único que me da temor son las armas blancas. A mí un tipo con un revólver o una bomba no me asusta, pero alguien con un cuchillo me da terror porque puede abrirte de par en par sin que vos puedas hacerle nada”.

Papá Noel siempre trae regalitos. Cada fin de año los peritos tiene más trabajo que nunca gracias a la pirotecnia ilegal. Nunca falla, siempre hay un galpón que detona. “La pirotecnia clandestina no explota sino que detona en masa. Es algo sublime que una vez empezado es imposible de frenar”, explica emocionado Gimenez al imaginarse tal fogonazo.
Mejor ... pirotecnia legal.

jueves, 26 de julio de 2007

José María Peña: Cirujeando en la cultura

Publicado en la revista Viva de Clarín
Ciruja cultural

De su visión nacieron El Museo de la Ciudad y la feria de antigüedades de San Telmo. Toda una vida en pos de conservar los objetos íntimos de los porteños. A los 75 años y después de más de 30 de trabajo, afines de 2006 lo jubilaron.

La esquina de Defensa y Alsina está, como era de esperarse para un mediodía de jueves, atestada de gente que va haciéndose lugar por las veredas. El fondo de la imagen da a la Plaza de Mayo también aglutinada de personas que vienen y van. Por lo alto, en uno balcones del Museo de la Ciudad se lo ve a su director, José María Peña, recibiendo una seguidilla de fotografías. En la serenidad de la altura dice, entre sonrisas, con su habitual humildad que “jamás de los jamases me habían sacado tantas fotos juntas”.
De profesión arquitecto, Peña es un hombre amable que invita sin preámbulos al diálogo. Delgado, de 75 años bien llevados y una elegancia de traje, suéter y corbata discreta, camina por el Museo cuidando los detalles que tanto le incumben. “Yo no soy necesariamente un coleccionista, soy un juntador. Hay que ser imaginativo porque lo que no sirve para uno es útil para otro. Yo más bien diría que soy un ciruja cultural”, explica.
Como no se anda con vueltas para decir las cosas, aclara que siempre lo hace con un consabido respeto. Así, con su forma directa, se las ingenio para que en 1967 los funcionarios de aquel entonces le aceptaran la idea de crear un museo que recolectara los objetos que constituían la cotidianidad de los porteños.
Treinta y siete años después sigue a la cabeza del Museo de la Ciudad, tan inquieto y creativo como en un principio. Recuerda de dónde surgió la proyecto: “era octubre del 67 y la municipalidad estaba ensanchando la avenida 9 de Julio. Las casas que estaban allí instaladas eran expropiadas por el estado y una vez vacías se las vendía en bloque como demolición. Entonces se me ocurrió que sería interesante que se resguardaran objetos como picaportes, vitrales, puertas y balcones. Cosas que fueran testimonio de la vida de la ciudad”.
En menos de 24 horas se creó una comisión ad honorem para recuperar esos elementos y el director, obviamente, fue el arquitecto Peña. A los pocos meses se inauguró el Museo de la Ciudad que un principio funcionó en el Centro Cultural General San Martín y en el que solo trabajaban un empleada y él.
Hoy el museo ya es otro: “el lugar está compuesto por objetos simples que unen historias personales. Una de las premisas fundamentales es enfocar la historia de los porteños con el mayor humor posible, porque la vida no es una tragedia y el trabajo no es un castigo divino”, dice Peña resumiendo.
Las pequeñas historias de los objetos del Museo, tan simples e íntimos como pueden serlo una escupidera, una maquina de cocer o un velador, hacen que tengan vida, que no estén muertos. Y ese es el enfoque que siempre intentó privilegiar el arquitecto Peña a través de su reconstrucción minuciosa.

Ciudadano ilustre
A este verdadero personaje porteño le llegó también por estos días el momento de los reconocimientos. Ya desde sus primeros años de arquitecto, Peña se interesó por la conformación edilicia de la ciudad, y por lo detalles hogareños que conforman su historia.
Después de más de 30 años de trabajar por el patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires, fue esta misma quien en devolución de gentilezas lo nombró, a principio de año, “Ciudadano Ilustre”.
Nunca estuvo quieto, “en mi familia todos tenemos hormigas en la planta de los pies”, dice. Y en 1979 impulsó junto a otras personas la ley que protege, hasta el día de hoy, el casco histórico de la ciudad. “Mi trabajo me divierte mucho. Es un trabajo de muchos años y de mucho afecto- explica el arquitecto-. Por suerte pude contagiar a las demás personas que trabajan conmigo y hoy los que trabajamos en el museo vivimos trayendo cosas que encontramos en la calle”.
Este juntador cultural, como se llama, resguarda en sus gustos más íntimos los objetos kitch. “Tengo amigos que lo saben y me hacen regalos de los más inverosímiles. Algunos son tan abominables que terminan siendo geniales, como unos perros caniches de loza que me obsequiaron hace poco. Igual yo uso todo, no soy de guardar los platos de los abuela como se dice habitualmente. Si se rompen mala suerte”.
Este mismo Peña siempre tuvo otro gusto que lo acercó a las antigüedades: su afición por la fotografía. Él mismo está a cargo de un curso que se dicta en el museo en donde se enseña a leer las imágenes fotográficas. “Yo puedo hacer de una de foto una exposición –dice-. Aprendí a mirar con las viejas máquinas y de a pedacitos voy ampliando y analizando cada rincón de la imagen”, explica.
Este hombre que confiesa dormir pocas horas no le da tregua a la pereza. Su día en el museo empieza a las 8:30 porque siempre, dice, hay cosas nuevas para hacer. Su actividad lo lleva a no frenar nunca la organización de nuevas ferias de artes y nuevas exposiciones.
El arquitecto Peña viene de una familia de campo que con los años se mudó a la ciudad. Un clan familiar muy unido que siempre buscaba un pretexto distinto para juntarse. “En mi casa todo tenía su historia que no estaba explicitada. Y a mí de chico me interesaba mucho conocer de donde venía cada cosa”, desarrolla.
Su agrado por los museos siempre fue una constante, aunque no en tren de fanatismo. Eso sí, siempre sintió un desagrado por los lugares que exponían sus objetos sin un mínimo de explicación. Por eso cuando creó el Museo de la Ciudad se esforzó para que su fisonomía fuera distinta a los demás.
“Como en la vida nada es un hecho aislado, uno tiene que imaginarse las cosas en un contexto. Porque si es aislado es tristísimo”. De ahí que haya decidido ser él mismo quien escriba siempre, con tono humorístico y la vez informativo, los epígrafes explicativos de cada exposición.
También impuso la música de fondo para ambientar temáticamente las muestras y desinhibir aún más a los visitantes.

Una feria a la europea
Corría 1970 y Peña tuvo otra ocurrencia: crear una feria en donde se vendieran objetos antiguos y que fuera, además, una especie de sala abierta del museo. “Me parecía inconcebible que la ciudad no tuviera una feria de esas que había en Europa, en Montevideo y en Santiago de Chile. Y propuse como espacio la plaza Dorrego en San Telmo”, explica haciendo memoria. Al principio sufrió el embate de las inmobiliarias que no creían que la feria fuera a favorecerlos. “Una de los más grandes defectos argentinos es no tener un pensamiento pluralista”, dice.
De los 30 puestos originales (en realidad 28 ya que dos eran amigos de Peña “obligados” a participar para engrandecer el lanzamiento), en poco tiempo pasaron a ser 265, número que se mantiene hasta el día hoy.
“Lo que había visto en las otras ferias era una gran vitalidad. En un principio la gente se opuso porque San Telmo era un cadáver, pero por suerte fue un éxito desde el primer fin de semana”, sintetiza el arquitecto que cuenta que de los 35 años de feria han sido muy pocos los domingos que ha dejado de ir. “Sublimé mis domingos”, dice sonriente.
Sigue: “lo bueno es que no fue un boom, el crecimiento de San Telmo fue poco a poco. Si hubiese sido demasiado rápido podría haber durado diez años y después seguro desaparecía. Como sucederá con Palermo Hollydood o Puerto Madero que son lugares fashion, que cuando aparezca otro morirán y con poca posibilidad de reparación”.
Este mismo éxito llevó a que algunos expositores se decidieran a alquiler los locales de la zona e instalar en el barrio sus anticuarios. Hoy el barrio de San Telmo se viste con más de cien anticuarios, que lo han convertido en un verdadero emporio latinoamericano de antigüedades y cosas viejas.

Grandes historias
Este hombre de voz suave y narraciones pausadas, corona cada salida con una anécdota, que dibuja como cuentos bien descriptivos. Y como todo contador de historias carga a las palabras de gestos que se traslucen principalmente en sus ojos azules, que abre y cierra según la tensión del relato.
“Nosotros siempre conversamos con la gente que nos trae sus cosas porque queremos conocer un poco más”. Recuerda a una mujer que donó una muñeca que había comprado después de juntar varios años unos pequeños ahorros que le daba su abuelo. “La donó al museo porque nunca la iba a poder olvidar, y quería dejarla acá para que los demás la gocen como la había gozado ella”, dice orgulloso.
Y los hallazgos crecen día a día. Cuenta que recibió hace unos meses a un hombre que donó unas 3000 postales y a otro que dejó todos sus muñecos para que formen parte de la deliciosa muestra permanente que exhibe los juguetes de los porteños.
Cuando la gente deja sus objetos más queridos, de alguna manera le otorgan una nueva vida. Se la prolongan.
El museo está repleto de fotografías que hablan por sí solas. Se estima que cuenta con 35.000 negativos y 6.000 fotos originales. Ha sucedido que algunos visitantes se han encontrado con fotografías de la madre o de su familia que nunca antes habían visto. Las fotos actúan como disparadores de la memoria: “he visto gente llorando porque una foto le recuerda a la cocina de su casa de la infancia”, recuerda Peña.
Las imágenes también sirven para analizar la moda, la forma de pararse, sentarse, de hacer gestos y determinar los comportamientos de una época. Esa misma pureza solo es conseguible gracias al aporte de los ciudadanos a los que Peña prefiere llamar donantes. “Es fantástica la comunicación que se da entre los objetos y las personas que los ven”, explica.

Un futuro incierto
Este año Peña recibió una notificación del Gobierno de la Ciudad: él y otras de las personas que trabajan en el museo, mayores de 65 años, deben jubilarse el año próximo.
“Esta decisión me desconcierta –dice angustiado-. No discuto a la jubilación como derecho pero no creo que sea una obligación. No me parece que las cosas funcionen hasta cierta edad y después no, porque es como un despojo. Indudablemente no fue hecho en contra mía, pero es un drama”.
Al poco tiempo de conocida la noticia empleados del museo y otras personalidades de la cultura como Felix Luna, Ernesto Schoo y Juan José Sebreli dejaron por sentado en solicitadas el pedido de revisión de la medida. “No se que sucederá pero de irme desde ya no me voy nada feliz, porque creo que todavía soy útil. E insisto en que la jubilación no es una cuestión de edad, es una cuestión de vigencia y capacidad. Y yo todavía no creo estar hecho”.
¿Y que hará si debe dejar de ir al museo?.
¿Y quién dijo que dejaría de ir?. Mi vida está ahí, seguiría yendo, trabajando de otra forma ... igual yo soy el rey del ad honorem.
¿Y ha pensado en alguien que pueda continuar su trabajo?.
Sin dudas, Eduardo Vázquez. El está en el museo desde el año 1976, y es excelente. Es una persona muy capaz, entiende las cosas muy rápido. Con él se respetaría el espíritu de los 37 años: que es la valoración de las pequeñas cosas que hacen a la historia de una ciudad.
¿Y la nostalgia de ya no estar le da miedo?.
Yo tengo un gran respeto por la nostalgia, pero el exceso de la nostalgia es la anemia de la memoria. Las cosas irradian porque tienen vida propia, pero no estoy a favor de ponerse nostálgico por lo que ya no es.

Sugerencias para un coleccionista novato
Responde rápidamente tras la pregunta. Es que, sin dudas, José María Peña disfruta con pasión la investigación de objetos antiguos. Lógico es entonces que sepa acerca de los secretos que conforman el mundo las antigüedades. “Para aquel que empieza a coleccionar yo le diría que use su imaginación. Qué cada vez que entre en un lugar de antigüedades no se entusiasme con lo primero ve. Hay que recorrer, hay que ver mucho para poder ir haciéndose la idea de que lo que hay. Las cosas tienen muchas puntas por las que se puede entrar”, explica.

lunes, 23 de julio de 2007

Nico Favio en las azoteas de Congreso

Publicado en la Revista Viva de Clarín


Caminante al costado del mundo

Se crió en Colombia junto sus padres. Fue músico de rock pesado y hoy le canta al amor. El hijo de Favio toca en las calles y subtes como ejercicio y para ganarse la vida. Afirma que nunca va quebrar sus convicciones y que, si bien no niega su admiración, no es la continuación de su padre.


Nico gusta del negro y por eso lo lleva de pies a cabeza, o más literalmente desde su sombrero hasta sus botas texanas. También podría decirse que el hijo de Favio es un músico de entraña miscelánea, que juguetea entre un pasado rockero y un presente próximo a la música melódica de Centroamérica.
Expresivo hasta el detalle cuando canta, dirá que su estética –si bien se sincera fanático de Kiss - tiene su huella en los cantantes latinos como su padre, Sandro y Luis Miguel, amantes todos de la vestimenta oscura.
Merodeando el metro noventa, Nico se mueve inquieto por su departamento del barrio de Congreso esquivando algunos amplificadores y apagando una seguidilla de cigarrillos sobre el piso de madera. En la casa convive con su novia y su abuela –Carolina Consuelo Speranza o la “Tata” como él llama-. “¿Cuántos años tiene?”, desafía. 94, responde rápido; increíble.
Por cierto, su novia y su abuela son parte de su mundo familiar más próximo en el que, además de su padre, también están su madre Carola Speranza –abogada que trabaja contra la violencia familiar-, su hermana menor Luisa y Leonardo, su hermano mayor. “Hoy todos tenemos una excelente relación. Yo agradezco a Dios todos los días por la familia que tengo porque cuento con todos en cualquier situación”, dice orgulloso Nico.
Nico Favio nació hace 32 años en Buenos Aires, aunque las continuas giras de su padre por Centroamérica lo llevaron, junto a su familia, a vivir a Colombia. Allí creció hasta los 17 años, en el medio del surgimiento del rock Colombiano, distribuyendo su tiempo entre su banda de rock pesado y su trabajo de plomo armando y desarmando escenarios en los shows de su padre.
Su voz, como una muestra sincera de aquellos años, presenta una tonada bien caribeña, mansa y desprovista de agresión. Es que la impronta de las melodías caribeñas, sin dudas, marcaron su música. En su último disco Rodeado de Buenos Aires canta historias de amor, narra sueños propios y detalla sentimientos tristes, con la lupa de un retratista de impresiones.

De Leonardo a Nico Favio.
Nico es muy apegado a su padre. Es imposible dejar pasar que, al igual que él, lleva casi estampado en la cabeza un pañuelo. Pero de inmediato esclarece que solo lo usa para sostener su sombrero, aunque agrega que corre con la misma suerte de su papá, Leonardo: una presunta calvicie que amenaza ganando terreno. Pues así es Nico, se acerca y se aleja constantemente de la imagen de su padre.
Aclara: “es hermoso ser hijo de mi padre, pero no me gusta que intenten tocar cosas intimas mías para que yo largue algo sobre nuestra relación”. Entonces, sigue: “a veces me peleo con toda mi familia. Algunas veces con mi padre, otras con mi madre. Con la única que no me peleo es con mi abuela”.
¿En tal caso puede pensarse que es una especie de oveja negra dentro de la familia?
En verdad todos somos ovejas negras. Cada uno de nosotros sería la oveja negra en cualquier familia. Yo creo que seríamos un problema en serio porque todos en la familia estamos chapitas y nuestros amigos también. No se salva ni uno.
Seguramente ser hijo de Leonardo Favio le abrió puertas.
Si, claro y bienvenido sea. No reniego de eso, mi padre es un artista muy popular y eso es hermoso. Yo me encuentro con el cariño y el respeto de parte de la gente y me abre puertas en todos los sentidos y yo, claro, que las uso. También mi padre es un guía. Por ejemplo, en el último disco que grabé, él decía que iba y que no iba y yo después decidía.
¿La gente que va sus shows espera encontrarse con la continuidad de Leonardo Favio?
A mí me interesa que la gente venga a escuchar mi música, más allá de mi padre. Yo no soy su continuación, yo soy Nico Favio que es otra cosa. Igual la voz de él es mucho más potente que la mía, mi voz es más delicada y más dulce. Pero más allá de todo, creo que la manera de cantar de mi papá es inimitable, no hay uno que cante igual. Es como querer bailar como James Brown.
Sin embargo, en sus shows canta Simplemente una flor una de sus canciones más reconocidas. ¿Por qué lo hace?
Siempre hice canciones suyas. Y él también va interpretar alguna mía en su próximo disco, y que lo haga es muy fuerte para mí porque él es como un Napoleón en el arte, muy exigente. Que yo haga Simplemente ... es un desafío porque, sin dudas, es la más difícil de hacer y yo logré tocar una versión de la que estoy más que orgulloso. Y sé que en los shows se proyecta esa sensación y siempre se genera un momento muy especial. Y, a la vez, yo me voy contento porque a la gente que viene a buscar algo de Leonardo Favio en Nico Favio les doy lo que más me costó. Además de esa canción que mi padre le dedicó a mi madre vine yo al mundo.
Cuenta anécdotas de su infancia y recuerda a su padre en la cotidianidad tomando sol en el balcón de un antiguo departamento. “Los vecinos de los balcones de arriba se juntaban para verlo. Me acuerdo que decían “mirá es Leonardo Favio tomando sol en calzoncillos”, dice entre risas.

La calle como escenario
Un día de Nico favio se resume, como él dice, en ensayar con su banda, practicar boxeo para bajar de peso y tocar con su guitarra en las calles y subtes como un ejercicio que, además, lo ayuda a pagarse sus gustos: “como una cervecita y cigarros; y alguna que otra chuchería de fin semana”.
Este Favio prefiere el rock como actitud ante la vida. Lo lleva en sus brazos tatuados, en algunos de sus preferencias musicales y, también, en sus trasnoches de ronda de bares. Sin embargo explica que “para mí hoy es mucho más rockero cantarle a un colibrí que pegar todos los ladridos que te exige el rock and roll”. Ese también es Nico.
Usted compone su música junto a un poeta del under llamado Nacho Wisky. ¿Qué clase de artista es?
Yo soy un artista, como tanto otros, que no están en la vidriera del mercado. Me considero parte de un movimiento artístico argentino que está relegado. Pero me gustaría que la gente me conozca para que tenga más opciones. Yo dudo que me adapte a este mercado, porque es muy cambiante: es una persona que se le ocurrió una cosa y un millón que lo sigue sin saber por qué. Nosotros estamos pujando, pero por fuera, y por decisión mía. Ya recibí varios ofrecimientos de importantes discográficas pero quieren cambiarme sonidos y palabras porque suponen que vendería más.
¿Nunca dudó en aceptar algunas de esas pautas para llegar con su música a todo el mundo, como usted quiere?
Para mí no hay otra manera. Cuando traté de ser parte de una discográfica me enfermé y tuve que ir directamente al psiquiatra porque mis pasiones no están puestas en nada que el dinero pueda comprar.
¿En qué consiste el éxito para usted?
El éxito es mi disco. Es haber decidido qué tema entra y cual no, y es ya tenerlo como obra completa. El éxito se da en cada noche que tocamos, no necesito batir récord de ventas en nada. Mi triunfo es que el último show haya salido bien y que el próximo salga mejor. Que la gente que me ve por primera vez siga viniendo. Así se va probando el éxito.
Yo sé que el éxito y el reconocimiento es bueno pero empezando por los artistas que lo tienen, sería bueno que una vez liberados de sus contratos se jueguen por sus propios sueños.
¿Y cual es su mayor aspiración musical?
Crecer manteniendo la esencia de lo que somos. La mayor gloria es poder hacerlo toda la vida y cada vez mejor, para que cuando uno se vaya de acá pueda dejar una obra digna. Yo por eso en los escenarios doy todo, haya dos o miles de personas. Yo aprendí de mi papá que nunca se sabe detrás de qué puerta está Dios, y entonces cada que noche que salgo a tocar lo hago como si estuviese ante un millón de personas.

Almas gemelas
Carola Speranza y Leonardo Favio estuvieron juntos por más de 30 años, él ya venía de un primer matrimonio con María Vainer. Separados hace años, Carola y Favio vivieron un apasionado romance que derivó en canciones. Ambos trabajaron, a su manera, en la producción del último disco de su hijo.
Nico está de novio hace un año con quien él llama, su compañera, su alma gemela, una joven actriz también del circuito under llamada Dolly Enriquete.
Su padre le dedicó varias canciones a su madre. ¿Usted ya empezó por dedicarle alguna a su mujer?
Si claro, ya empecé (risas) ... Pero es porque ya empezamos a vivir cosas muy lindas entre los dos. La amo y seguro iremos siempre juntos pá donde sea.

domingo, 22 de julio de 2007

Los Mil y un fanáticos

Los mil y un fanáticos

Un mundo poblado de fans que se visten igual que sus ídolos. La pasión y la búsqueda de una identidad detrás de un fetiche. Pero ¿qué sería de los ídolos sin ellos?

El 19 de agosto no es una fecha más. Y ya lo volveremos a comprobar: cientos de fanáticas lucharán por llegar a obtener un beso, un abrazo o tomarse una foto junto a él. Una semana antes, “sus nenas” acamparán en la cuadra de su casa con minitolderías para resguardarse del frío. Claro, es el cumpleaños de Sandro, y unas cuantas señoras de más de sesenta años de edad son capaces de aguantarse el frío del invierno como nunca en su vida lo hicieron, porque para ellas el “gitano” se merece eso y mucho más.
Pero no es el único caso: sucede con la mayoría de los artistas reconocidos, a la par de su éxito, sus seguidores surgen como una prolongación lógica, luego devienen en fanáticos, y finalmente integran los clubes de fans. Por tanto, ya no resulta raro que sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires haya más doscientas agrupaciones amantes de diferentes personalidades del mundo del espectáculo nacional e internacional.
Los fanáticos se juntan en las plazas, casas, clubes, bares y en cualquier otro lugar que sirva como excusa para conocer más sobre su estrella favorita. Porque además de los detalles —como fechas de cumpleaños, signo del zodíaco, comida preferida, los espectáculos que vendrán y la ropa íntima que usa el sujeto en cuestión—, algunos también aprovechan la movida para hacer donaciones y ciertas acciones solidarias.
Pero los clubes son solo una beta del fanatismo. Hoy se percibe otra tendencia no menos asombrosa: las bandas tributos conformadas por fanáticos que visten como sus ídolos para jugar a ser ellos, al menos por un rato. Así, en la Argentina, solamente del grupo inglés Queen hay cuatro de estas bandas, incluida la de Jorge Busetto (Dr. Queen), un médico platense que atiende a sus pacientes con una cara similar a la de Freddy Mercury. “Mi sueño es cruzar la avenida 9 de Julio vestido como mi él, con la corona en la cabeza”, cuenta. Y la lista se engrosa con bandas tributos de Los Beatles, Pink Floyd, Sabina, entre tantas más.
“Como fenómeno, el fanatismo es similar al enamoramiento: en ambos casos se proyectan y se organizan en el ser elegido, aspectos ideales de la subjetividad, para constituir la propia identidad”, explica la Licenciada Elena Krujman, psicóloga del Instituto Psicosomático de Buenos Aires.
Vayamos por más. Abbamanía es un grupo liderado por un descendiente de suecos que se visten casi idénticos al matrimonio que integra Abba. Pero no solamente la música resulta ser un conglomerado de fanáticos, también hallamos “Los fanáticos del bondi”, que gritan a cielo abierto, mediante su página web, un gran fervor por los colectivos, manifestando sus tristezas cuando una línea cae en desgracia y describiendo de manera meticulosa el estado de cada unidad móvil.
Pero todo tiene su razón de ser: “El fanatismo, del mismo modo, permite la constitución de comunidades, dándoles el sentido de grupos de pertenencia. Si antes esto se producía por medio de instituciones tradicionales, que también estaban relacionadas con el buen funcionamiento del Estado, en la actualidad el consumo es lo que permite esta conformación de comunidad”, explica la Licenciada Krujman.

Soy tu fan
Por estas fechas hay unos fanáticos que están de para bienes y son los seguidores de La Guerra de las Galaxias. Es que según está confirmado la expansión del universo fantástico creado por George Lucas pasará a filmarse en una serie de alrededor de 100 episodios. Los fanáticos de Star Wars son uno de los más reconocidos por nuestros tiempos, así cuando estrenaron "Episodio III: La venganza de los Sith", la última de la saga, los fanáticos se pegaron a los cines, algunos vestidos de civil y otros directamente caracterizados como los protagonistas de la película. Pasó acá y en todas partes donde la película se estrenó.
Pero el mundo fanático está lleno de aristas: más de una vez, los teléfonos o casillas de correos se han visto abarrotados ante una horda de fanáticos defraudados porque su estrella favorita perdió protagonismo en la novela, o porque un conductor ha decidido retirarse.
Vayamos un poco más allá: ¿cómo explicar el fanatismo, cuando en realidad se vincula exclusivamente con la pasión? “Es que si bien no es racional, el fanatismo posee una lógica, que es la de la identidad. La personalidad de una persona no existe per se. Se construye y se reconstruye mientras pasa el tiempo, en relación con lo que se conoce, con lo que se ve, con lo que se escucha, con lo que se hace... En esta línea, la pasión por un ídolo que resulta frecuente en la adolescencia, se debe a que esta es la etapa en que se conforma la identidad adulta. Aunque no se produce solamente durante la adolescencia”, concluye la especialista.
Ya tenemos un panorama: existe el éxito —o así parece—, el consumo, el ídolo y existen cada vez más apasionados. Existen también los fanáticos que, reality show de por medio, llegan a ser idolatrados por otros fanáticos que aspiran a dejar de serlo, para ser ídolos. Ante semejante y enmarañado tema, nos surge, entonces una pregunta: ¿llegará el día en que el ídolo se fanatice de su seguidor?

El arte de la magia
En sí, el ilusionismo es una mezcla de arte y ciencia, cuyo objeto es presentar hechos o experimentos, en apariencia inexplicables, para entretener y maravillar al espectador. Y de un momento para otro, el mago lleva todo a un terreno de fantasía, donde el público vuela y juega de la mano del artista.
Desde los comienzos de la humanidad, el ser humano intenta maravillar y sorprender a otros, con efectos que seguramente denominaríamos como mágicos. Así, la magia ha formado parte de la vida del hombre, primero, como un aspecto fundamental de lo misterioso y de lo religioso; segundo, atribuyéndole ser señal de los dioses en hechos como la lluvia, sequía, nacimiento y otros tantos; tercero, como una forma de vida a través de la influencia del poder mágico sobre su salud o comportamiento.

Fanaticadas
Sandrólogo. Darío Suárez, coleccionista, convirtió su casa es una especie de museo de Sandro, con más de ciento cincuenta discos de vinilos de su ídolo, toda su filmografía original y más de cien fotografías inéditas.
No se les caen los anillos. Los fanáticos de El señor de los anillos, todos los 25 de marzo festejan el “Día de leer a Tolkien”. Aparte de las reuniones periódicas, se juntan para realizar lecturas de su maestro, además de hurgar en textos inéditos.
La vida por el fito. El 17 de Septiembre de 2001 se fundó en Mar del Plata, el “Fiat 600 Club”, que admite solamente socios que tengan un “fitito”, más allá del estado. Periódicamente se hacen reuniones en diferentes ciudades del país.

miércoles, 18 de julio de 2007

Caminos y Sabores 2007


Finalizó la expo que mueve al país

62.000 personas visitaron los 4 días de la tercera edición de la expo Caminos y Sabores en la Rural. Las 23 provincias demostraron todo el potencial cultural, alimenticio y turístico en el corazón mismo de Buenos Aires.


Ayer domingo finalizó la tercera edición de Caminos y Sabores, superando las expectativas de todos los participantes en cuanto a ventas y contactos con personas de todos los rincones del país. También esta versión 2007 tuvo una convocatoria de visitantes que superó el record del año pasado llegando a las 62.000 personas.
Nuestra cultura atrás de cada producto regional, atrás de las mermeladas artesanales, detrás de los licores y acompañando los quesos de cabra, de vaca y oveja. 9 Caminos repletos de visitantes degustando, saboreando y comprando sus productos favoritos dieron como resultado este éxito de Caminos y Sabores. El potencial de todo nuestro país estuvo presente en el corazón de Buenos Aires, de la mano de las 23 provincias de nuestro país.
Dividida en 9 Caminos temáticos (Camino de los Quesos, Camino del Dulce, Camino de los Aceites y Especias, Camino de las Bebidas, Camino de las Carnes, Camino de la Yerba Mate y el Té, Camino del Turismo, Camino de los Frutos de la Tierra y Camino de la Tradición), la expo ha sabido mantener un crecimiento seguro desde aquel primer paso en el 2005 en Puerto Madero.
Caminos coloridos con propuestas para todos los gustos, degustaciones en el momento, y la posibilidad de informarse sobre la elaboración de mostazas, la condimentación de salsas criollas y como encontrar el toque justo para llegar a un dulce de rosa mosqueta. Esto y muchos más es Caminos y Sabores, una visita a lo más profundo de nuestra cultura.

Un paseo por los cuatro días
Desde el mismo jueves al mediodía cuando se abrieron por primera vez las puertas del Pabellón Ocre de la Rural el afluente de público que ingresaba fue constante durante los 4 días. En tanto el jueves y viernes fue el turno de una gran cantidad de estudiantes y profesionales de gastronomía y turismo que llegaron atraídos por la variedad de conferencias, la posibilidad de contactarse con productores y las clases de cocina. Ya a partir del mismo viernes a media tarde se pudo ver paseando por la expo a familias enteras sorprendidas por la variedad de productos, y charlando con cada uno de los expositores.
Es que ese mismo potencial de nuestra cultura es el que brilló durante los 4 días de la mano de los 300 expositores. “Somos de Gobernador Virazoro, el principio del Camino de la Yerba en Corrientes, y es incalculable la cantidad de personas que se mostraron interesadas en visitar nuestra zona y nuestra cultura. La palabra satisfacción es poca para describir la felicidad que tenemos por la recepción que tenemos en la gente”, dijo Inés Balanda encargada del área de Turismo de la ciudad de Virazoro.
Unos vecinos suyos, de la ciudad de Goya, también se mostraron contentos con el desarrollo de la expo. “Producimos puros de calidad y de excelencia, 100 % argentinos que demuestran que podemos producir y exportar puros para todo el mundo”, contó Fernando Méndez del Duque Puro.
Osvaldo Serio de Licores Cleo fue uno de los tantos expositores que vinieron gracias al apoyo de la provincia de Sante Fe: “Venimos desde Venado Tuerto, Santa Fe, y producimos licores de dulce leche, de Selva Negra y casís; y nosotros también producimos las botellas con nuestras propias molderías. En la expo nos está yendo increíblemente bien, vendimos todo lo que trajimos”. En su stand además de degustar los licores, un televisor plasma mostraba los procesos de elaboración de las botellas.
Desde las sierras tandilenses la empresa Savia Serrana también tuvo una gran repercusión sobre todo gracias a los productos sin sal, ni conservantes, poco encontrados en la ciudad de Buenos Aires. “Somos un grupo de elaboradores de productos artesanales sin aditivos, ni conservantes. Pickles, berenjenas, salsas criollas, barritas de cereales y frutos en almíbares. Lo que llama la atención a muchas personas es que nuestros productos nacen de nuestras propias huertas que están al pie de la sierras en Tandil”, contó Araceli una de las dueñas de Savia Serrana.
El Camino de la Yerba Mate y el Té fue uno de los más coloridos con la participación de numerosos productores yerbateros de las provincias de Misiones y Corrientes y del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Así se veía a los visitantes informándose sobre los procesos de elaboración de yerba, y los distintos caminos yerbateros que unen el litoral de nuestro.
“Pertenecemos a un Grupo de Comercio Justo de la provincia de Misiones compuesto por productores yerbateros de la zona. Le contamos a la gente que atrás de cada uno de ellos hay más de 5000 familias que viven de la producción de yerba. Cada vez que vendemos un paquete de yerba estamos consolidando que el productor se quede en su lugar y no emigre hacia las grandes ciudades. Queremos agradecer a la expo porque resalta y apoya el esfuerzo que hacen los pequeños productores”, explicó Miguel Rodríguez yerbatero.

Participación bonaerense
Convocadas por el ministerio de la Producción de la provincia de Buenos Aires, que conduce la Lic. Débora Giorgi –que estuvo presente el jueves en la expo-, diez pequeñas y medianas empresas de siete distritos bonaerenses participaron en Caminos y Sabores, a través de la subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de esa cartera, que les brindó a estas PyMES asistencia técnica, económica y el espacio gratuito en la Exposición.
Así estuvieron presentes Grupo Exportador de Vicente López, Up Travel de La Plata, Timos S.A. de Valentín Alsina, Cuchillería Artesanal Pal-Bell de Mar del Plata, Alfarería Gregorio de Ituzaingó, Del Río Talabarteros de Moreno, Licores Dinadia de La Plata, Telares Argentinos de Mar del Plata, Nativo y Actual de Ituzaingó y AR Cerámica de Pilar.
“Formamos parte de una Asociación de Bodegas familiares Gourmet que producimos vinos de manera artesanal pero con la combinación de la más alta tecnología. En esta expo trajimos todos los varietales porque sabíamos la posibilidad que teníamos, hemos vendidos desde vinos de 10 hasta los de 200 pesos”, contó Alejandro Bonfanti de Bodega Bonfanti de Luján de Cuyo.
Justo a la mitad del vistoso Camino del Dulce se ubicaron los 7 productores del Consorcio de Productores Riojanos. Ellos también se mostraron felices con el balance final de la expo. “Gracias a Caminos y Sabores podemos demostrar que estamos a la altura de los productos de nivel internacional. Entre otras cosas nos presentamos con aceites de nuez, dulces de limón sutil en almíbar y aceitunas en almíbar. La gente nos dice que nuestros productos tienen gusto a verde por lo natural. Es una gran emoción”, contó el producto riojano Humberto Marinelli.

Las visitas de autoridades
La presencia de autoridades nacionales, provinciales y locales fue otra constante de la exposición. Algunas autoridades directamente pasearon por la expo con un bajo perfil, comprando productos regionales y charlando con los productores.
El sábado a media tarde el Secretario de Agricultura Ganadería y Pesca, Javier de Urquiza, paseó por toda feria, relajado y sorprendido por la gran convocatoria de público y productores. También se tomó su tiempo para visitar a cada uno de los productores que vinieron de la mano de la SAyGPA y de los proyectos de Desarrollo Rural PRODERNEA/ PRODERNOA.
“Siempre estuvimos presente en la expo, desde la primera vez, acompañando a nuestros productores que se van felices por las ventas que realizan y por los contactos futuros que generan. Los grupos que están en Caminos y Sabores son productores ya más avanzados que trabajan bajo el asesoramiento de técnicos del INTA. Cada productor tiene atrás una familia que trabaja en conjunto”, dijo Carlos Cheppi, presidente del INTA, uno de los visitantes ilustres que recibió la expo el jueves por la noche.
“Esta expo es una verdadera maravilla porque nos permite difundir en el punto principal del país nuestra propuesta turística para todo el año basado en sol, playas y termas”, contó Carlos Magnaza Secretario de Turismo de la Municipalidad del Partido de la Costa. La propuesta de veranear y descansar todo el año en esta increíble zona atlántica, con las termas marinas y Mundo Marino como dos bastiones fundamentales, atrajo a miles de visitantes. “El año que viene vamos a participar de una manera mucho más activa en Caminos y Sabores”, sintetizó el Secretario de Turismo.
“Mañana tenemos una reunión con unas personas de Buenos Aires que quieren comprar nuestros tejidos para venderlos en su comercio de Recoleta. Nunca imaginamos encontrarnos con tanta gente, para nosotros es un aliciente increíble porque nos incentiva a seguir trabajando y creyendo en lo nuestro”, contó una artesana juninense en su propio stand. Cinco productores de esta ciudad colmaron con sus productos artesanales una de las esquinas del Camino de la Tradición. Ellos vinieron de la mano del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
El aliciente de cruzar por primera vez la General Paz para un productor que recorre más de 900 kilómetros desde La Pampa, Jujuy, Misiones o cualquier otro punto lejano del país es impagable. Y se notó en sus caras cansadas pero felices ayer domingo cuando la expo cerró las puertas hasta el año que viene.
El éxito de visitantes que pasearon este 2007 por Caminos y Sabores selló una marca registrada de una expo que no tiene techo. La seguridad de que personas de todas partes del país se reúnen en un mismo espacio y prueban quesos, o se deleiten con dulces, paté o artesanías, pone de manifiesto la fuerza que mueve desde las mismas raíces el andar de nuestro país. En la Rural, en julio de 2007, y en Caminos y Sabores la mesa estuvo servida para 62.000 comensales.

Felicitaciones, y muchas gracias a todos los que hicieron Caminos y Sabores 2007.

viernes, 6 de julio de 2007

Arte Sin Techo

Un techo de estrellas

La Asociación Arte sin Techo está integrada por personas que viven o vivían en la calle y que se encarga de embellecer la ciudad pintando murales. Proyectos, sueños y miedos de un grupo de personas que viven a la ciudad con una mirada particular.

Nada de subidas ni bajadas, un pasillo largo de baldosas irregulares que va desde una calle súper transitada como Medrano hasta una puerta de chapa. En el recorrido del pasillo las vías del tren que lo bordean actúan de custodia. De repente en el patio de la Asociación, como sí de un loft se tratase, se asoma una habitación con pinturas, cuadros expuestos sobre la pared y algún que otro sillón restaurado artísticamente. Es un miércoles de media tarde y estamos dentro del edificio de los Artistas Sin Techo, ahora espacio para el arte, otrora fábrica de ácidos.
Nacida de la mano de 5 personas, entre ellos, la actual organizadora Felicitas Luisi, Arte sin Techo se formó en el 2003 cuando el gobierno de la Ciudad se puso en contacto con un grupo de artistas en situación de calle para que desplegaran su arte sobre las paredes de la ciudad de Buenos Aires afeadas por las campañas políticas y las pintadas urbanas.
Así durante el primer año pintaron 12 murales en toda la ciudad, y ese fue el punto de partida de un grupo de pintores que luego se amplió a un grupo aún mayor de artistas de distintas disciplinas, todos sin casa propia y que duermen o dormían en la calle, pensiones u hoteles.
Ahora en la Asociación hay más de 20 pintores que trabajan cumpliendo un horario y recibiendo un subsidio de parte del Gobierno de la Ciudad. Las obras de arte que crean las exponen y las venden, dividiendo las ganancias con la Asociación. “La idea fue crear un espacio para que la gente de la calle viniera a trabajar y luego se autoemplee”, dice Federico Strifezzo, uno de los organizadores.
Después tres años de vida, expusieron en el Consejo de la Magistratura, en el salón dorado de la Legislatura, en el mercado de Belgrano, en el parque Rivadavia, en el Mercado Dorrego y en el Hospital Durand. El último logro nos lleva a Puerto Madero y a los más de 20 murales que estarán expuestos al público por más de dos años.
“Es que la casa de los “sin techos” es la ciudad de Buenos Aires. Las calles son los corredores de la casa. El baño es una estación de servicio, las luces son las luces de la ciudad. Ese es nuestro lugar y desde ahí nos expresamos”, cuenta Juan Núñez unos de los pintores sin techo.

La calle es mi lugar
El proceso es el siguiente: llega una persona en situación de calle a la Asociación que dentro de la admisión lo deriva a una asistencia sicológica (para saber de su vida) y a una asistencia sanitaria (para saber de su historial médico). Al mismo tiempo se lo capacita en el área artística que más le guste (la carpintería, los murales y la imprenta, entre otros) para que luego, en una instancia última, pueda vivir de lo que produce.
Otro emprendimiento de Arte Sin Techo son las sillas intervenidas y charangos construidos por árboles olvidados de la ciudad. Sin dudas, este último, toda una simbología de lo que se hace en Arte Sin Techo: trabajar con personas que viven relegadas dentro de la sociedad.
“El hecho de que las personas que vienen hoy acá ya no vivan más en la calle, nos da otra perspectiva. O el hecho de que muchos de los que alguna vez vinieron, hoy estén vendiendo sus productos y les vaya bien también nos da ganas de seguir avanzando”, explica Federico, orgulloso de los logros.
Pero hay un camino que recién se descubre cuando se recorre la Asociación. Y es que el verdadero sentido de Arte Sin Techo está en las mismas obras, presentadas como certeros vehículos de comunicación que hablan de estos artistas y su lugar: los márgenes.
“Arte Sin Techo actúa desde los márgenes de la sociedad. Y estos márgenes son los sin techos, los actores y músicos que se muestran en la calle o en el subterráneo y gente que está internada en un Neurosiquiátrico o en la cárcel”, explica Federico Strifezzo. “La propuesta es que se expresen desde su lugar y no que intenten tomar otros, porque eso es lo que causa rechazo”, sintetiza Strifezzo.
La tarde va tomando forma de noche y mientras en una de las habitaciones a medio terminar dos luthier luchan con los vericuetos de un charango hecho con árboles de la calle, los artistas se preparan para la retirada. “Nosotros somos gente que le brindamos belleza a la ciudad”, dice Juan Núñez. “No apostamos al asistencialismo, queremos ser un espacio sólo para recibir, nuestro objetivo es crear”, dice Strifezzo.
Pues que así sea.
Conocé Arte Sin Techo
Exposiciones, obras de teatro y charlas todos los viernes a partir de las 18 horas en su cede de Medrano Nº 107.
Consultas: 4982-2436
Web: http://www.artesintecho.com.ar/