miércoles, 29 de julio de 2009

Con la mirada hacia el norte

Publicada en Caminos y Sabores, Clarín. Julio de 2009.

Una recorrida por rutas de ripio y de asfalto que bordean a las provincias de Catamarca y Tucumán invitan a conocer poblaciones como Belén, “Cuna del Poncho”, Santa María, Tafí del Valle y Amaicha del Valle, asiento de lo que fue y lo que son algunas de las poblaciones prehispánicas más importantes del país.


Fundada en 1681 por el presbítero Bartolomé de Olmos y Aguilera la ciudad de Belén, al oeste de Catamarca, está enclavada dentro de un paisaje atrayente donde se destacan las sierras que llevan su mismo nombre y las de Chango Real. Entre siestas inalterables y silencios que no flaquean en ningún momento del día los lugareños ostentan con orgullo vivir en la denominada “Cuna del Poncho”, título ganado por la calidad de estas artesanías tejidas, fundamentalmente, en lana de vicuña.

Con técnicas transmitidas de generación en generación, las artesanas elaboran ponchos suaves, livianos e impermeables que no pesan más de 400 gramos. La docente Juana Moreno es toda una referente de la localidad, desde chica trabaja junto a su madre, hoy de 93 años en la preparación de tejidos en vicuña. “Creamos la “Asociación de hilandera y tejedoras de vicuña de Belén, cuna del poncho” con la intención de retomar este trabajo que estaba perdido. En nuestro pueblo la base sigue siendo aún hoy la artesanía textil”, revela.

La lana de la vicuña, de color marrón, proviene del lomo del animal y el proceso de elaboración de un poncho lleva al menos 7 meses de trabajo en telar artesanal. “Es lo que sabemos hacer, es lo que nos enseñaron en la escuela, es lo que queremos seguir transmitiendo”, enfatiza Juana Moreno.

Belén es también una posta de la Ruta Nacional 40 que lleva al viajero hacia el noreste de la provincia de Catamarca hasta otra localidad de invalorable riqueza cultural: Santa María, la “Capital de la Arqueología”.

Asiento de la cultura Santa María este valle también fue ocupado por el Imperio Inca desde aproximadamente 1480 d.c. hasta la llegada de los españoles y es uno de los centros arqueológicos más importantes del noroeste de la Argentina con piezas de distintas culturas. Observando todo el panorama que envuelve a esta localidad queda a la luz que la cerámica es lo más representativo en artesanías de la zona con un patrón casi siempre asimétrico y detalles como guardas, figuras de batracios y representaciones de cóndores, víboras y rostros humanoides con ojos oblicuos.

El 2 de febrero de 1960, y en el marco de las celebraciones del 250 aniversario de su fundación como población hispano indígena, Santa María dio un gran paso: inauguró el museo Eric Boman, en nombre de este científico sueco que ligó su vida al noroeste argentino, a la provincia de Catamarca y al propio Santa María. “El museo reúne muestras del pasado aborigen de unos 11.000 años de antigüedad correspondientes a los períodos precerámicos, protagonizados por las bandas de cazadores y recolectores nómades que penetraron el valle de Santa María del Yokavil”, explica su director, Rubén Quiroga. Además expone especimenes de cerámica de los periodos agroalfareros resumiendo más de 2000 años de la existencia del aborigen sedentario.

La imponencia y serenidad de Santa María forma parte de los Valles Calchaquíes que unen a las provincias de Catamarca, Salta y Tucumán. Pero esto, es un tema aparte.

Saboreando Tucumán
Tomando la ruta provincial 307, a solo 24 km de Santa María, y ya transitando por tierras tucumanas se llega a la localidad de Amaicha del Valle. La historia del noroeste argentino hace un parate en esta zona integrante de los Valles Calchaquíes, dentro del departamento Tafí del Valle: en 1716 sucedió un hecho inédito pues los conquistadores españoles le otorgaron las tierras a los aborígenes que la habitaban, en su mayoría provenientes de las culturas calchaquíes y diaguita. Aquel paso inaudito desembocó hoy en que este poblado de no más de 1600 habitantes que mantiene frescas las huellas históricas de las culturas originarias.

Rodeado por las sierras Quilmes y las cumbres Calchaquíes el pueblo explota en festejos con la Fiesta Nacional de la Pachamama en el mes de febrero en coincidencia con el carnaval. Más allá de las presentaciones folklóricas, la exposición de productos típicos y el desfile de carrozas, el último día se elige a la Mujer Más Antigua del Lugar en homenaje a la Pachamama. Continuando por la 307 se llega a la localidad de Tafí del Valle, la capital del departamento que lleva el mismo nombre, y uno de los principales centros turísticos de la provincia. Como puerta de entrada a los Valles Calchaquíes, habitado por la cultura tafí, la belleza del pueblo se engrandece gracias al aporte de los ríos y montañas que arman un paisaje mágico ideal para el turismo de estancia y de aventura con la práctica de aladelta y trekking.

Pues si las localidades se apreciaran solo por sus sabores, sin dudas Tafí del Valle sería de las más sabrosas gracias a sus costumbres gastronómicas ligadas a los quesos artesanales, ya sea natural como condimentado con ají o pimienta. También se destacan los quesos de cerdo preparado con recetas introducidas por los jesuitas. En febrero, en la Fiesta Nacional del Queso, además se preparan dos de las comidas más típicas de la zona: los tamales y las empanadas. Una escusa ideal para conocer el norte argentino a través de sus sabores tradicionales.
Ponchos para todos los gustos
Más allá de los ponchos catamarqueños, o del norte, los artesanos de las distintas regiones del país elaboran estas piezas con la impronta propia de cada lugar. En la zona centro se confeccionan ponchos que utilizaba el gaucho pampeano con pelo de guanaco mezclado con lana de oveja. En toda la región chaqueña se distinguen los ponchos jesuíticos con técnicas de tintoreo heredadas de los tobas, mocovíes y chiriguanos. En estas prendas los dibujos estaban más relacionados a lo mágico. También están los ponchos patrios o tucumanos con la característica de que son celestes con guardas blancas representando a la bandera argentina. Los ponchos salteños o de Güemes utilizan colores que remiten la sangre de la victoria y al duelo por la muerte del General.
Como no podía ser menos el poncho tiene su gran fiesta nacional celebrada en San Fernando del Valle de Catamarca siempre en el mes de julio. Nacido en 1954 el evento se encarga de homenajear a la prenda insignia de los catamarqueños con una feria de artesanos y diversas presentaciones artísticas. A la par se llevan a cabo seminarios, clases de cocina y degustaciones de vinos de bodegas de la zona. Este año la 39° edición se realizará del 23 de julio al 2 de agosto en el Predio Ferial de Catamarca.

jueves, 23 de julio de 2009

“La universidad tiene que estar preocupada en el trabajo”

A punto de escribir un libro sobre educación y empleo, el senador nacional resalta la importancia de una formación abarcativa y polifuncional donde se desarrollen competencias específicas.


El despacho del Senador Nacional Daniel Filmus es de los más pintorescos del Congreso: filetes porteños coloreados por el artista Martiniano Arce se asoman como decoración desde la puerta de ingreso hasta un pupitre de alumno, pintado con los colores de San Lorenzo, ubicado en el centro del hall. En el salón de reuniones un televisor emite la señal interna que muestra la actividad legislativa del día: “uno, dos, tres, cuatro y cinco conmigo”, cuenta Filmus. Y es así, solo hay cinco congresistas este martes por la tarde en toda la Honorable Cámara de Senadores. “Debe ser por mi disciplina y por mi formación. Seguro que siempre soy el último que se va y porque los empleados me echan a patadas”.
Licenciado en Sociología, ex Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, y ex Secretario de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, además de ser Senador Nacional, es miembro del Comité Ejecutivo y Presidente de la Comisión de Programas de la UNESCO. Dos caras para un mismo perfil: por un lado el del político que no esquiva la fricción de los debates con una templanza tozuda y por el otro el de docente e investigador que lee por las mañanas y escribe por las noches. Por estos días está preparando un nuevo libro que analiza la relación cambiante entre el mercado de trabajo y la educación superior.
¿Aquella afirmación suya, enfocada en el nivel medio, sobre que “lo que el mercado de trabajo no da el sistema educativo no presta”, puede extenderse al nivel superior?
No se le puede echar la culpa a la educación de que la gente no consiga trabajo si el mercado no ofrece oportunidades. En la Argentina, en las últimas décadas del siglo pasado, se avanzó con la desarticulación entre la educación y el empleo y tuvo que ver con el deterioro de la demanda de profesionales de la educación superior en un conjunto de áreas. El crecimiento del empleo iba más atrás que el de la educación, por eso sucedió un fenómeno conocido como devaluación de las credenciales, hacen falta credenciales más altas para ocupar cargos. Es decir los universitarios accedían a puestos en los que antes era requisito contar solamente con el secundario completo, y a su vez estos últimos accedían a los que en años anteriores solo se necesitaba contar con la primaria completa. Este efecto fila sucede cuando la educación no da las herramientas para acceder al trabajo, sino que te pone primero en la fila. Esta situación cambia a partir del 2002 con la recuperación de la economía que comienza con la demanda en ciertas áreas profesionales como las carreras técnicas, de ingeniería y de las ciencias exactas, útiles en un país con perfil productivo. Era erróneo pensar que teníamos más profesionales de los que se necesitaba, el tema era que estaban mal distribuidos por carreras.

¿Qué sucede entre la demanda del mercado de trabajo y la oferta de educación del ámbito privado?
A partir de la década del 90 hubo un crecimiento de las universidades de gestión privada que, en general, no se dedican a las carreras duras. Más bien contienen carreras sociales que no tienen investigación, desarrollo científico y tecnológico. Por el contrario las universidades públicas tienen una tendencia a sostener y fortalecer estas carreras que en general son más caras, más largas y conllevan mucho más esfuerzo. El sector privado debería poner mayor énfasis en estas carreras y también en la investigación, ya que no puede haber universidades que investigan y otras que distribuyen el conocimiento que otras crearon. Deberíamos tratar que algunas universidades que trabajan en la investigación también lo hagan en dirección a la distribución. Lo concreto es que el sector público contiene a las carreras de mayor demanda en este momento.
Pensando en la inserción laboral, ¿cuán viable es para el sistema de educación superior pasar de un currículo enfocado en saberes a uno enfocado en competencias?
Es bueno y necesario pero con esta salvedad: la universidad tiene que estar preocupada en el trabajo y no en el mercado de trabajo. Debe estar interesada en las grandes áreas, es decir, ante los continuos cambios del mercado de trabajo, de las tecnologías y de las oportunidades, la universidad forma chicos que egresaran, en el mejor de los caso, en cinco años, y puede ser que se los esté instruyendo para una disciplina que dentro de seis años ya no exista. Por eso se necesita desarrollar ciertas competencias básicas sumando un conocimiento específico para que la persona se desarrolle inclusive dentro de la empresa en que trabaja. Por tanto se debe hacer foco en una formación abarcativa y polifuncional donde se desarrollen competencias como la abstracción y el pensamiento teórico, la capacidad de decisión, de trabajar en grupo, y de concreción de procesos complejos, siempre vinculado a un saber específico. Hoy, por ejemplo, las universidades europeas bajaron la duración de las carreras de grado para darle la especificad a las carreras de pos grados. El aprender y seguir aprendiendo es una de las cuestiones más importantes.

· En otras oportunidades usted manifestó que existe un déficit en la formación de emprendedores. ¿A qué se refiere?
Así es, existe un déficit en este punto, por eso yo hablo de trabajo y no de empleo. Una de las capacidades que debe generar las universidades y la escuela media es la de forjar el propio puesto, porque uno puede tener trabajo si es un emprendedor y no necesariamente ser empleado de otro. Ahí tienen que articularse políticas más generales, con pequeños créditos, con financiamientos y con contenido tecnológicos. Hoy sucede que si van tres jóvenes a pedir un crédito, el Banco no se los da porque no tienen ningún capital, pero la realidad es que sumando el capital humano de estos tres jóvenes que se recibieron se llega a los 30 mil dólares. No es que no tengan capital, las grandes fortunas no se hicieron en base a tener capital, sino a tener ideas, operatividad, capacidad emprendedora y desarrollo científico y tecnológico.

· Más allá del debate sobre educación superior y mercado de trabajo, ¿qué sugerencias podría darle a un estudiante pronto a insertarse laboralmente?
Hoy en día el escenario es cambiante. La estabilidad está en crisis, hay que correr sobre una cinta de atletismo para andar más rápido y llegar al mismo lugar. El desarrollo de las competencias generales complementado con profundizar con un área específica es fundamental. Hoy si todos tienen una carrera de grado, el que más oportunidades tiene es el que además cuenta con un pos grado y así para arriba. La formación no termina con recibirse. La capacitación permanente y específica debe estar combinada con ingresar al mercado de trabajo aunque sea en una función aparentemente menor para la cual uno está capacitado. Siempre defendiendo al máximo el título y manteniéndose vinculado a su área.

· ¿Cómo influye o estima que influirá la crisis económica?
La demanda de nivel superior aún en la crisis es la que más se sostiene por el efecto fila y por ser sustituto de otras demandas. Yo lo defino como efecto paracaídas: ¿por qué la gente estudia cuando no hay demanda laboral? Si en la época en que la movilidad social era ascendente, la educación era un trampolín, en la medida que la movilidad es descendente la educación es un paracaídas, que cuanto más grande es, más lento se cae. La educación siempre es válida, aunque un arquitecto termine reemplazando a un dibujante o el médico reemplace a un visitador médico, porque siempre la sociedad le da muchas oportunidades a la juventud para insertarse laboralmente aunque no sea específicamente de lo que estudió. Es muy difícil saber que va a pasar con esta crisis, si se sostiene en el tiempo.