
La comprensión del universo y la naturaleza, y el aprovechamiento de las impactantes reservas naturales, incentivó el arribo de científicos del centro Pierre Auger, un experimento Internacional para el estudio de rayos cósmicos, que decidieron construir en Malargüe un Observatorio. “Estábamos en estado de crisis, cuando se instala el Observatorio se planifica todo un desarrollo en paralelo vinculado al turismo”, explica González.
Al poco tiempo algunos investigadores, junto al apoyo estatal, crean el primer Complejo Planetario de Sudamérica para la navegación virtual en pantalla de 360 grados, con imagen tridimensional y sonido digital. “La ciudad se convierte así en un escenario privilegiado para los científicos que llegan hasta aquí para observar el cielo”, cuenta la directora de turismo. Malargüe comenzaba así, en el
Bajo un cielo de rayos cósmicos
Malargüe (del mapuche lugar de bardas rocosas o lugar de corrales), es la única localidad del departamento que lleva su mismo nombre y que es el más grande y austral de
Hoy, tanto en sus instalaciones como en las del Observatorio mellizo ubicado en Estados Unidos, se miden las pequeñas partículas que cada segundo golpean en las capas exteriores de la Tierra en forma de energía. Una red de 1600 detectores y cuatro telescopios de espejo, forman parte de los 3 mil km2 de superficie que ocupa el proyecto Auger. Su maquinaria permite observar la luz tenue ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.
El recorrido, que sin dudas atraerá a los más curiosos, posee una parada obligada en el Planetario situado a unas 20 cuadras del centro de
Claro que el gran atractivo es la enorme pirámide de paneles azules, donde está el Domo: esa cúpula semiesférica de aluminio micro perforado que permite al viajero observar, como pocas veces en la vida lo hará, ese gran misterio llamado cielo.
“Tras la incorporación de este circuito ligado al turismo científico y paleontólogo, la ciudad creció de