sábado, 9 de junio de 2007

Jesús es un chabón


PUBLICADO EN LA REVISTA VIVA DE CLARIN


Jesús es un chabón

Con su misión evangelizadora llenan estadios y viajan por el mundo. Dicen que no son un órgano más de las Iglesias evangélicas. Sus mensajes transmiten los valores de Jesús y en sus recitales nadie fuma, y nadie toma alcohol.


Este sábado de mediados de octubre le brinda al Luna Park una fisonomía sorpresiva de jóvenes con remeras al estilo fútbol americano, con un gran número 1 en el pecho y la palabra Jesús rodeándolo. En el escenario el cantante de Kyosko, Fabián Liendo, camina de una punta a la otra preguntando y respondiendo casi a la vez. Abajo no vuela ni una mosca, unas tres mil personas escuchan atentas y aplauden con brazos alzados. Dice Liendo: “yo sé de la agonía del que espera. Un día me enteré que Dios me amaba y me explotó la cabeza. Pero ¿saben qué?, no se trata de que yo ame a Dios sino que él me amó a mí primero, y eso no se puede olvidar”.
Quien habla es no es un pastor si no una de las voces más populares del rock gospel argentino, un genero aún desconocido para el público no cristiano o, como prefieren llamar, “secular”. Sin embargo, pese a no explotar en masividad el circuito de rock y pop cristiano abarca a más de 250 grupos distribuidos en todo el país. Su misión auto impuesta es la de evangelizar a los más jóvenes predicando con los valores de Jesús.
El campo de difusión declarado es cada día más amplio, y va desde las numerosas radios cristianas, en su mayoría montadas en el conurbano, hasta las mismas Iglesias Evangélicas a través de sus bibliotecas. El resto de la distribución lo completan las cada vez más nutridas cadenas de librerías y disquerías que alimentan el merchandansing que promueve a Dios como la gran estrella.
En tanto que el rock en la prensa cristiana cuenta con el respaldo de las más de diez revistas que tratan de cerca los lanzamientos discográficos con entrevistas y descripciones minuciosas por artista y género.
Hoy más allá de todo presente que ha devenido en mercado, se hace imposible negar la importancia de una banda llamada Rescate (según sus siglas, Reyes En Servicio de Cristo Ante Tiempos Extremos) que allá a principios de los 90 comenzó con todo este fenómeno.
Con más de 15 años de historia, Rescate no para de viajar por el mundo: con sus presentaciones recorrieron toda Centroamérica, Europa y América del Sur. También tocaron en el cierre de las XX Jornadas de la Juventud que se realizó en Colonia, Alemania, donde estuvo el mismísimo Papa.
Pero más allá de todo éxito cristiano sus conquistas siguen siendo aún un misterio para el común de la gente que, por ejemplo, desconoce que Rescate lleva vendido más de 200.000 discos y que sus shows en la Argentina no bajan de 3000 espectadores. Ahora, por cierto, no quieren saber más nada con ser catalogados como rockeros cristianos o religiosos, y se preparan para abrirse camino por el mundo “secular”. Y mal no es ha ido, estas épocas de bonanzas los llevaron a firmar contrato con Sony Music.
En diciembre formaran parte del cartel de artistas –en el que se anuncia a los cristianos Petra, el Puma Rodríguez y Ricardo Montaner- de tocarán en estadio de River Plate en el evento que organiza el pastor-showman Dante Gebel.

El mensaje soy yo

“Kyosko expresa a Dios en su música. Fabián canta realmente para El Señor”, dice una de las chicas que lo espera en la puerta del Luna Park -lápiz y papel en mano-. Otra que también bordea los 15 agrega: “lo que está bueno es que Fabián entre canción y canción predica, y alienta a los jóvenes a seguir a Dios. Él es un verdadero líder de jóvenes. Hasta a veces llora cuando canta”.
El líder querido es un arquitecto de Lomas de Zamora, de unos 40 años dignamente llevados, delgado y de pelo corte “Beatle”. Como cabecilla de su banda Kyosko -nombre que conjuga las palabras griegas Kyros, Osaías y Koinomía que traducidas significan “Sueños, salvador, Comunión”- Liendo maneja el escenario con una soltura envidiable, con tics de predicador post moderno. Desde las tablas exclama: “levanten sus manos y digan conmigo: voy a mirar a mis enemigos a los ojos y los voy a amar con toda mi alma. Sé que me espera la victoria porque soy un loco. ¡Sí viejo!, un loco y un loco de Jesús”.
Tanto Rescate como Kyosko tienen un campo mimado en común –y que se repite en todas demás bandas cristianas-: el mensaje de sus letras. Para diferenciarse están los que prefieren estimular de forma explícita a llevar una vida cercana a Dios, otros, por tanto, optan por narrar sus experiencias personales con Jesucristo para incitar, de esta forma, a tomar el mismo camino y, por último, están aquellos que cargan de metáforas sus letras para dejar más abierta la interpretación. Así, en este último caso, a veces no queda muy en claro si están hablando de su amor hacia Jesús o si están adorando a alguna persona más de carne y hueso.
“El heavy metal es muy pesimista como mensaje. Nosotros decimos que la humanidad está perdida pero que Dios salió a buscarla, con metáforas que hablaban de acercarse a Dios”, explica Hernán Fortuna, cantante y guitarrista de Templo. Cuando habla de Jesús lo llama “el Chabón” porque lo siente como a “una persona normal que sabía bien lo que se venía”. Los domingos se congrega el día entero en la Iglesia “Jesús 100 % Vida” de La Paternal.

Jesús está en los recitales
En los conciertos el público cristiano se comporta como en un recital rockero más, salvo algunas marcadas diferencias. Así como en recital de La Renga mientras la muchedumbre salta y se empuja, algunas chicas optan por sentarse en los hombros de sus novios y zarandearse desde la cima. Pero de repente los comportamientos cambian y otros jóvenes se entregan de lleno a un disfrute que se nota más personal, levantando sus brazos hacia el cielo, con los ojos cerrados y bien concentrados en los contenidos de las letras.
Ya más entre sombras se ven caras que confunden gestos de dolor con sonrisas y gritos. Y por fin, más atrás, unos cuantos chicos no paran ni un instante de bailar, de empujarse con fuerza, y de organizar columnas de “trencitos” que chocan entre sí como si estuvieran en pleno cumpleaños de 15.
En los temas melódicos todos levantan los brazos, aunque ninguno juguetea con las llamas de los encendedores debido, fundamentalmente, a que nadie tiene uno. Eso sí, ¿para qué los querrían si de las de tres mil personas no hay ni una sola fumando?. Tanto el público como los músicos toman actitudes, símbolos y gestos propios del rock tradicional, pero los readaptan de forma tal que se alineen bajo otros significados: los valores cristianos. En el piso del Luna Park tetras de jugo de manzana se amontonan en los costados.
“En los recitales no vas a ver nadie drogado ni borracho. El ambiente es el que se daba en las canchas de fútbol de hace 30 años atrás, donde iba la familia tranquila”, describe el productor artístico de música cristiana, David Arrighi. Dos de sus primos son los fundadores de la banda de pop-rock cristiano Puerto Seguro, que con 11 años historia ya están más que cancheros con los viajes al exterior. En julio regresaron de España y ya están preparando algunos nuevos a Centro América. Mientras tanto sus vidas transcurren en Isidro Casanova.
“Hablamos de lo bueno que es levantarse a la mañana y poder respirar y aprovechar la vida aún más. Nosotros decimos que dejamos la pelota picando y, el quiere, que haga el golazo de su vida o que patee la pelota hacia fuera”, explica Marcos Alvarez, hijo de un matrimonio de pastores evangélicos de la zona oeste del conurbano. Su padre además de pastorear es un folklorista cristiano que lleva grabado alrededor de 40 discos.
¿Vos crees en Dios?
La historia de Pablo Olivares no es fácil de digerir, conviene en el momento de escucharla estar sentado. Pues bien, Olivares -músico que lideró la banda heavy Alógena- podría decirse que jugó para los dos bandos: en un principio firmó con Satanás y después, secuestro de por medio, cedió su vida a Jesús. Cuenta que en la adolescencia su familia, la misma que le abría las puertas de par en par a Dios, decidió cerrárselas a él y lo echó a la calle porque “me pintó el reviente mal”.
Sigue contando que en una gira por México con su banda Alógena todos los músicos fueron secuestrados por unos supuestos mafiosos mexicanos. “En un momento el cabecilla de la banda me apuntó en la cabeza con su revolver y me preguntó: ¿crees en Dios?. Y me repetía ¿crees en Dios?. Yo no sabía que responder, y le dije sí”. De ahí dejó las letras negativas, el descontrol y se entregó de lleno al Señor. Interpretó aquel hecho como un autentico llamado de Dios.
Olivares divide a los que hacen rock satánico consciente -como él en su momento- gracias al conocimiento de la Biblia, y los que inconscientemente “alientan al descontrol y a los vicios” enfrentando a Dios. Ambos trabajan para el Diablo. “La Argentina está lleno de iglesias satánicas a las que concurren músicos y empresarios”, asusta. Su único disco “Luz en mi vida” fue todo un éxito en la movida y ganó dos galardones en los premios Arpa a la música cristiana latinoamericana, y además fue nominado como mejor disco cristiano en los últimos premios Grammy. Compitió contra Juan Luis Guerra.
“Nosotros estamos para romper el monopolio del rock satánico. Satanás utiliza la música, y en especial el rock, para intentar lastimar a los jóvenes y dañar a la humanidad”, explica Hernán Fortuna de Templo. Pues si hay heavy metal satánico, también hay heavy metal cristiano con los Boanerges (Hijos del Trueno) a la cabeza.
“Nuestra idea es hacer heavy metal con un mensaje positivo. No queremos decir solamente que estamos en crisis y que está todo mal, también queremos decir que hay una salida y un camino que a nosotros nos ayudó y que por eso queremos transmitirlo”, explica Marcelo Rodríguez bajista y marido de la cantante de la banda, Gabriela Sepúlveda.
Los Boanerges pertenecen a una red social que se llama Vida y que trabaja con varios Institutos de rehabilitación de las drogas y el alcohol. También, cuenta Marcelo Rodríguez, todos los sábados organizan charlas con los menores internados de la cárcel de Devoto. Al igual que los hermanos de Puerto Seguro, su padre es pastor.

El reino de Jesús
El proceso de maduración que las bandas de rock gospel siguen atravesando los llevó primero a romper con los prejuicios de sus propias congregaciones, donde se veía al rock como un genero propio del enemigo Satanás. Para dejar de ser “bichos raros” cada vez que un personaje famoso se suma a su religión lo hacen voz populi, es que uno más parece sumar para los evangélicos y si es reconocido parece sumar el triple.
En las revistas de rock cristianas, por ejemplo, ya se hacen críticas de los discos de un ¿silencioso? converso como Ricardo Montaner. También se habla del Puma Rodríguez. Y la lista de ejemplos que enumeran se engrosa con comodidad: los Boanerges dicen que hace un mes atrás el bajista de la banda de rock Carajo –Marcelo Corvalán- se convirtió al evangelismo y lo hizo en el escenario de un evento llamado Rock and Vida. Los Puerto Seguro están felices con la producción del último disco que les realizó el enanito verde de Marcelo Cantero. Y lo gritan a los cuatro vientos.
Traspasadas las puertas de sus Iglesias la misión expansiva de los roqueros evangélicos apunta al común de los jóvenes no cristianos. Por cierto, un desafío que promete como meta un mercado sumamente tentador.
Más allá de todo, solo Dios dirá.

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