lunes, 23 de julio de 2007

Nico Favio en las azoteas de Congreso

Publicado en la Revista Viva de Clarín


Caminante al costado del mundo

Se crió en Colombia junto sus padres. Fue músico de rock pesado y hoy le canta al amor. El hijo de Favio toca en las calles y subtes como ejercicio y para ganarse la vida. Afirma que nunca va quebrar sus convicciones y que, si bien no niega su admiración, no es la continuación de su padre.


Nico gusta del negro y por eso lo lleva de pies a cabeza, o más literalmente desde su sombrero hasta sus botas texanas. También podría decirse que el hijo de Favio es un músico de entraña miscelánea, que juguetea entre un pasado rockero y un presente próximo a la música melódica de Centroamérica.
Expresivo hasta el detalle cuando canta, dirá que su estética –si bien se sincera fanático de Kiss - tiene su huella en los cantantes latinos como su padre, Sandro y Luis Miguel, amantes todos de la vestimenta oscura.
Merodeando el metro noventa, Nico se mueve inquieto por su departamento del barrio de Congreso esquivando algunos amplificadores y apagando una seguidilla de cigarrillos sobre el piso de madera. En la casa convive con su novia y su abuela –Carolina Consuelo Speranza o la “Tata” como él llama-. “¿Cuántos años tiene?”, desafía. 94, responde rápido; increíble.
Por cierto, su novia y su abuela son parte de su mundo familiar más próximo en el que, además de su padre, también están su madre Carola Speranza –abogada que trabaja contra la violencia familiar-, su hermana menor Luisa y Leonardo, su hermano mayor. “Hoy todos tenemos una excelente relación. Yo agradezco a Dios todos los días por la familia que tengo porque cuento con todos en cualquier situación”, dice orgulloso Nico.
Nico Favio nació hace 32 años en Buenos Aires, aunque las continuas giras de su padre por Centroamérica lo llevaron, junto a su familia, a vivir a Colombia. Allí creció hasta los 17 años, en el medio del surgimiento del rock Colombiano, distribuyendo su tiempo entre su banda de rock pesado y su trabajo de plomo armando y desarmando escenarios en los shows de su padre.
Su voz, como una muestra sincera de aquellos años, presenta una tonada bien caribeña, mansa y desprovista de agresión. Es que la impronta de las melodías caribeñas, sin dudas, marcaron su música. En su último disco Rodeado de Buenos Aires canta historias de amor, narra sueños propios y detalla sentimientos tristes, con la lupa de un retratista de impresiones.

De Leonardo a Nico Favio.
Nico es muy apegado a su padre. Es imposible dejar pasar que, al igual que él, lleva casi estampado en la cabeza un pañuelo. Pero de inmediato esclarece que solo lo usa para sostener su sombrero, aunque agrega que corre con la misma suerte de su papá, Leonardo: una presunta calvicie que amenaza ganando terreno. Pues así es Nico, se acerca y se aleja constantemente de la imagen de su padre.
Aclara: “es hermoso ser hijo de mi padre, pero no me gusta que intenten tocar cosas intimas mías para que yo largue algo sobre nuestra relación”. Entonces, sigue: “a veces me peleo con toda mi familia. Algunas veces con mi padre, otras con mi madre. Con la única que no me peleo es con mi abuela”.
¿En tal caso puede pensarse que es una especie de oveja negra dentro de la familia?
En verdad todos somos ovejas negras. Cada uno de nosotros sería la oveja negra en cualquier familia. Yo creo que seríamos un problema en serio porque todos en la familia estamos chapitas y nuestros amigos también. No se salva ni uno.
Seguramente ser hijo de Leonardo Favio le abrió puertas.
Si, claro y bienvenido sea. No reniego de eso, mi padre es un artista muy popular y eso es hermoso. Yo me encuentro con el cariño y el respeto de parte de la gente y me abre puertas en todos los sentidos y yo, claro, que las uso. También mi padre es un guía. Por ejemplo, en el último disco que grabé, él decía que iba y que no iba y yo después decidía.
¿La gente que va sus shows espera encontrarse con la continuidad de Leonardo Favio?
A mí me interesa que la gente venga a escuchar mi música, más allá de mi padre. Yo no soy su continuación, yo soy Nico Favio que es otra cosa. Igual la voz de él es mucho más potente que la mía, mi voz es más delicada y más dulce. Pero más allá de todo, creo que la manera de cantar de mi papá es inimitable, no hay uno que cante igual. Es como querer bailar como James Brown.
Sin embargo, en sus shows canta Simplemente una flor una de sus canciones más reconocidas. ¿Por qué lo hace?
Siempre hice canciones suyas. Y él también va interpretar alguna mía en su próximo disco, y que lo haga es muy fuerte para mí porque él es como un Napoleón en el arte, muy exigente. Que yo haga Simplemente ... es un desafío porque, sin dudas, es la más difícil de hacer y yo logré tocar una versión de la que estoy más que orgulloso. Y sé que en los shows se proyecta esa sensación y siempre se genera un momento muy especial. Y, a la vez, yo me voy contento porque a la gente que viene a buscar algo de Leonardo Favio en Nico Favio les doy lo que más me costó. Además de esa canción que mi padre le dedicó a mi madre vine yo al mundo.
Cuenta anécdotas de su infancia y recuerda a su padre en la cotidianidad tomando sol en el balcón de un antiguo departamento. “Los vecinos de los balcones de arriba se juntaban para verlo. Me acuerdo que decían “mirá es Leonardo Favio tomando sol en calzoncillos”, dice entre risas.

La calle como escenario
Un día de Nico favio se resume, como él dice, en ensayar con su banda, practicar boxeo para bajar de peso y tocar con su guitarra en las calles y subtes como un ejercicio que, además, lo ayuda a pagarse sus gustos: “como una cervecita y cigarros; y alguna que otra chuchería de fin semana”.
Este Favio prefiere el rock como actitud ante la vida. Lo lleva en sus brazos tatuados, en algunos de sus preferencias musicales y, también, en sus trasnoches de ronda de bares. Sin embargo explica que “para mí hoy es mucho más rockero cantarle a un colibrí que pegar todos los ladridos que te exige el rock and roll”. Ese también es Nico.
Usted compone su música junto a un poeta del under llamado Nacho Wisky. ¿Qué clase de artista es?
Yo soy un artista, como tanto otros, que no están en la vidriera del mercado. Me considero parte de un movimiento artístico argentino que está relegado. Pero me gustaría que la gente me conozca para que tenga más opciones. Yo dudo que me adapte a este mercado, porque es muy cambiante: es una persona que se le ocurrió una cosa y un millón que lo sigue sin saber por qué. Nosotros estamos pujando, pero por fuera, y por decisión mía. Ya recibí varios ofrecimientos de importantes discográficas pero quieren cambiarme sonidos y palabras porque suponen que vendería más.
¿Nunca dudó en aceptar algunas de esas pautas para llegar con su música a todo el mundo, como usted quiere?
Para mí no hay otra manera. Cuando traté de ser parte de una discográfica me enfermé y tuve que ir directamente al psiquiatra porque mis pasiones no están puestas en nada que el dinero pueda comprar.
¿En qué consiste el éxito para usted?
El éxito es mi disco. Es haber decidido qué tema entra y cual no, y es ya tenerlo como obra completa. El éxito se da en cada noche que tocamos, no necesito batir récord de ventas en nada. Mi triunfo es que el último show haya salido bien y que el próximo salga mejor. Que la gente que me ve por primera vez siga viniendo. Así se va probando el éxito.
Yo sé que el éxito y el reconocimiento es bueno pero empezando por los artistas que lo tienen, sería bueno que una vez liberados de sus contratos se jueguen por sus propios sueños.
¿Y cual es su mayor aspiración musical?
Crecer manteniendo la esencia de lo que somos. La mayor gloria es poder hacerlo toda la vida y cada vez mejor, para que cuando uno se vaya de acá pueda dejar una obra digna. Yo por eso en los escenarios doy todo, haya dos o miles de personas. Yo aprendí de mi papá que nunca se sabe detrás de qué puerta está Dios, y entonces cada que noche que salgo a tocar lo hago como si estuviese ante un millón de personas.

Almas gemelas
Carola Speranza y Leonardo Favio estuvieron juntos por más de 30 años, él ya venía de un primer matrimonio con María Vainer. Separados hace años, Carola y Favio vivieron un apasionado romance que derivó en canciones. Ambos trabajaron, a su manera, en la producción del último disco de su hijo.
Nico está de novio hace un año con quien él llama, su compañera, su alma gemela, una joven actriz también del circuito under llamada Dolly Enriquete.
Su padre le dedicó varias canciones a su madre. ¿Usted ya empezó por dedicarle alguna a su mujer?
Si claro, ya empecé (risas) ... Pero es porque ya empezamos a vivir cosas muy lindas entre los dos. La amo y seguro iremos siempre juntos pá donde sea.

1 comentario:

Julio C Daza dijo...

Tuve la oportunidad de conocerlo en Colombia y le agradezco a Dios por ponerme a personas como el en el camino, ni el siquiera sabe lo bueno que he disfrutado su musica, larga vida Nico